Desde 2006 hasta 2024, Bolivia ha enfrentado una devastadora crisis ambiental con un total de 79.2 millones de hectáreas quemadas por incendios forestales. La magnitud de esta catástrofe equivale a más de la superficie total de Chile, que es de aproximadamente 75.6 millones de hectáreas, según información recopilada por EL DIARIO.
Este hecho destaca la gravedad del problema y la urgente necesidad de implementar medidas de conservación y prevención más efectivas.
Durante el período de 18 años, Bolivia ha visto un incremento constante en la cantidad de hectáreas afectadas por incendios. En 2019, los incendios alcanzaron su punto más alto hasta ese momento, con 5 millones de hectáreas quemadas, según datos de Global Forest Watch; sin embargo, este 2024 rompió todos los récords previos, devastando 10,1 millones de hectáreas en un solo año, de acuerdo a información proporcionada por la Fundación Tierra, aunque el Gobierno, a través de Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), reconoció que se quemaron 9,8 millones de hectáreas.
Los departamentos de Santa Cruz, Beni y La Paz son los que más tuvieron incendios forestales. Santa Cruz, en particular, continúa siendo el epicentro de estos desastres, que dejan hasta el momento el 68% de su territorio con afectación del fuego.
La permisibilidad de los gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS) ha sido señalada como un factor clave en la exacerbación de esta crisis, permitiendo prácticas de quema y tala que han contribuido significativamente a la magnitud del desastre.
ACCIÓN INTERNACIONAL
La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha destacado la necesidad de una mayor coordinación internacional para afrontar la magnitud de esta catástrofe y según el World Wide Fund for Nature (WWF), los efectos devastadores de estos incendios no sólo afectan a la biodiversidad, sino que también tienen un impacto severo en las comunidades locales y el clima global.
El aumento de los incendios incrementó los problemas preexistentes de deforestación, afectando severamente los ecosistemas y reduciendo la cobertura forestal a niveles alarmantes. Además, los incendios contribuyen significativamente a la emisión de gases de efecto invernadero, agravando el cambio climático y afectando la calidad del aire, lo cual tiene consecuencias directas en la salud pública.
MEDIDAS NECESARIAS
La comunidad internacional y las organizaciones ambientales han instado al Gobierno boliviano a tomar medidas más contundentes para prevenir futuros incendios y proteger los ecosistemas afectados.
Independientemente de las declaratorias de emergencia y posteriormente desastre nacional, expertos ambientalistas indicaron que se hace urgente la adopción y práctica de una política responsable con el medio ambiente y la población, que este año tiene que seguir “respirando cenizas” especialmente en el oriente.