En un emotivo gesto que conecta la historia y el presente de Sucre con el escenario mundial, el libro “Sucre, Luces y Sombras” de Gastón Solares Ávila fue entregado al Papa Francisco. Monseñor Jesús Juárez, arzobispo emérito de Sucre, fue el encargado de llevar esta obra a manos del pontífice durante una audiencia privada. El libro plasma la riqueza arquitectónica, cultural y poética de la capital de Bolivia.
La obra de Solares Ávila es un recorrido por las luces y sombras que definen la identidad de Sucre. Con imágenes que capturan los majestuosos muros blancos de la ciudad, sus calles y su imponente arquitectura colonial, el libro también resalta los desafíos que enfrenta la ciudad en la actualidad.
Uno de los puntos señalados es la maraña de cables que ensucia el panorama visual de la capital, un problema que contrasta con la belleza histórica que la ciudad ha sabido preservar.
Además de ser una obra literaria y visual, “Sucre, Luces y Sombras” pone en relieve el potencial turístico de la ciudad y su capacidad para convertirse en un centro internacional de convenciones. A través de la poesía y la música que acompañan las imágenes, el autor muestra a Sucre como una ciudad vibrante y con un legado cultural único, a la vez que presenta áreas donde se deben impulsar mejoras.
Sucre, históricamente conocida como La Plata, fue sede de la Real Audiencia de Charcas, una de las instituciones judiciales más importantes del Imperio español en América. Este legado colonial aún se respira en sus calles y edificios, convirtiendo a la ciudad en un símbolo de la historia boliviana. El libro de Solares Ávila es un recordatorio de esa rica herencia, pero también un llamado a modernizarla, sin perder la esencia que la hace única.
En las manos del Papa Francisco, “Sucre, Luces y Sombras” representa una invitación simbólica para que Sucre sea vista no solo como la capital histórica de Bolivia, sino también como un lugar con un futuro brillante y lleno de oportunidades. (Erbol)