Sobre la actual escasez de combustibles en el territorio nacional, desde el gobierno de turno se aduce que se debe a bloqueos de carreteras dentro y fuera del país. Es decir, a uno que se produce en Arica y a los que son llevados a cabo por el evismo en más de diez zonas, aislando particularmente a Cochabamba con el resto del país. En este segundo caso, el motivo central es que los evistas no quieren que sea enjuiciado y apresado su líder, el cocalero Evo Morales Ayma, acusado por estupro y trata y tráfico de personas.
Y para disimular este afán de proteger a un caudillo cuya credibilidad está por el suelo, añaden los bloqueadores que también se trata de demandar respuestas del gobierno de Luis Arce sobre la crisis económica actual del país, etc. Pero olvidan convenientemente que el MAS está en el poder desde el año 2006, por lo que tanto arcistas como evistas son responsables del estado de grave deterioro de la situación de nuestra patria.
Lo cierto es que, ante la extinción de nuestra principal fuente de ingresos económicos, que es la venta de gas, cuyas reservas “han tocado fondo”, como reconoció a destiempo el presidente Arce, no hay suficiente dinero para la compra de carburantes, los que además son vendidos a la población con onerosas subvenciones. Con la llegada de la época de las vacas flacas, después de pintorescas declaraciones, como decir que la economía nacional estaba “blindada” o que en el país había “un mar de gas”, la realidad es que la población está pagando los platos rotos por el impune derroche que gobiernos masistas hicieron de los recursos económicos recibidos durante el auge de la producción gasífera, principalmente.
Lo peor es que hasta ahora las medidas gubernamentales para solucionar problemas no han dado los resultados esperados. Se habló de aumentar la producción de biocombustibles mediante la instalación de tres plantas estatales, pero con un máximo rendimiento solo abastecerían casi el 30 por ciento de lo necesario. Además, lograr biodiesel implica mezcla de componentes orgánicos con diésel oíl, que debe ser importado. Y para usar aceite de soya o girasol como materia prima del biodiesel, se debe ampliar la frontera agrícola o recurrir a biotecnología, lo que implica grandes inversiones y elevado costo ambiental.
Y desde 2010 el gobierno sabía que las subvenciones a los combustibles no eran sostenibles y un intento de “gasolinazo” fracasó por la masiva protesta popular. Además, por falta de empleo formal muchos ingresan al sector del transporte público. El problema se agrava con el aumento progresivo de autos “chutos”, además que crece el contrabando de combustibles hacia países vecinos.
Por su parte, el gobierno de Arce trata de lavarse las manos al preparar un referéndum para que la población decida si se suspende las subvenciones o se las mantiene. Mientras tanto, van apareciendo carburantes especiales, más caros, lo que para la opinión pública es un “gasolinazo” encubierto. Por ello la solución permanente para la falta de carburantes está lejana, peor si la respuesta del gobierno es muy débil frente a los intereses mezquinos del evismo, que bloquea carreteras en perjuicio de la mayoría de la población.