Conocidas son las frases bonitas, pero en el fondo vacías, que han venido proliferando durante los gobiernos del MAS, partido que se mantiene en el poder por casi veinte años. Durante los primeros años de gestión del gobierno masista la cantaleta era que se respetaba a la madre tierra, lo que resultó mentira, por los incendios provocados por interculturales y otros, para devastar parques nacionales y proceder a avasallamientos y tráfico de tierras, así como extraer recursos naturales.
También se dijo que no habría discriminación, pero la administración pública se convirtió en botín para los adeptos al oficialismo, sin que fueron tomados en cuenta, en muchos casos, los méritos académicos o técnicos. Y con soberbia, el entonces ministro de Economía, Luis Arce, aseguró que la economía nacional estaba “blindada”, posiblemente pensado que Bolivia recibiría eternamente recursos económicos por la exportación de gas. Pero ahora sabemos que ese energético está en extinción y los anuncios sobre descubrimientos de yacimientos no son suficientes, pues éstos primero tienen que ser comprobados y luego explotados, lo que implica años de espera.
Otra frase dulce es que “se gobernará escuchando al pueblo”. Y este es otro momento para comprobar si ello es verdad o solo se escucha lo que dicen los jerarcas azules. Y es que, pasada la época de las vacas gordas, cuando el país recibía millonarias sumas de dinero por la venta de gas al Brasil y la Argentina, así como otras materias primas, hoy esa situación de bonanza ha desaparecido.
En consecuencia, la crisis económica actualmente azota a la mayoría de la población que no goza de cargos públicos por no tener militancia oficialista. Varias son las razones para el deterioro económico que hoy vivimos, las cuales han sido señaladas por economistas dentro y fuera del país. Se habla de que gastamos más dinero del que generamos, de que el aparato estatal es muy grande. Que hay empresas estatales deficitarias, donde hay multiplicación de cargos, principalmente para favorecer a masistas. También se menciona que el tipo de cambio es ficticio, que la falta de dólares afecta a numerosas empresas formales privadas que se ven obligadas a reducir sus actividades, etc., etc.
Pero sobre mojado, llovido. Hoy, a pesar de tan crítica situación para la mayoría de los bolivianos, radicales masistas llevan adelante un brutal bloqueo de caminos, por tiempo indefinido, por intereses mezquinos, en realidad para evitar el apresamiento y enjuiciamiento del líder cocalero Evo Morales Ayma, acusado por estupro y trata y tráfico de menores y, además, para imponer su candidatura para las elecciones generales de 2025.
Con esta actitud irracional, quedó en entredicho que el masismo realmente se preocupa por los más pobres, pues esa medida de presión afecta más a ese sector, debido a la escasez y encarecimiento de productos básicos. En consecuencia, también es momento de que el gobierno de turno escuche al pueblo, pues ya son varios los sectores sociales que han pedido que en verdad se garantice el derecho al trabajo y la libre circulación. Basta de contemplaciones contra quienes solo saben bloquear caminos por intereses partidarios.