El racismo y la discriminación estructural en Cuba, como parte de una situación económica, política y social que evidencia las desventajas de las personas negras y las coloca en un escenario que, en el reciente «Foro DDC: Para la Cuba de Mañana», el ensayista y activista Enrique Patterson describió como «peor del que tenían en 1959», fue denunciado el martes por el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos.
En el texto, que se apoya en datos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) y el grupo de asesoría legal Cubalex, dicha entidad solicita «que el Estado cubano reconozca estas desigualdades, impulse acciones que permitan el autorreconocimiento de las personas afrodescendientes, y cree políticas públicas encaminadas a mejorar las condiciones de vida de esta población, y a combatir la pobreza, la exclusión social y la marginación, que afectan de manera desproporcionada a las personas afrocubanas».
«La pobreza extrema afecta principalmente a las personas afrodescendientes de Cuba», enfatizó el instituto y, en tal sentido, subrayó que «los hallazgos del OCDH demuestran que las personas afro en Cuba tienen mayores dificultades para encontrar un empleo, alimentarse, acceder a agua potable, y poseer una vivienda digna, en comparación con otros grupos poblacionales y «sin duda, tienen menos apoyo para enfrentar la dura realidad que se vive en Cuba», puntualizó Yaxys Cires, director de Estrategia del OCDH.
«La represión también está vinculada a la persecución de las personas afrodescendientes por lo que se conoce como perfilamiento racial», señaló para el mencionado informe la directora de Cubalex, Laritza Diversent. Recientemente, su organización reveló que los y las afrocubanas condenadas por haber participado en las protestas del 11 de julio de 2021, habían recibido sentencias más severas en comparación con las personas blancas que aquel día salieron a las calles a exigir sus derechos.
«Los hallazgos encontrados por el OCDH y el análisis realizado por Cubalex, también evidencian que las autoridades cubanas no cumplieron los objetivos del Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024), que se centran en el reconocimiento, la justicia y el desarrollo de esta población», destacó el instituto.
«Cuba, al igual que la mayoría de los países de América Latina, los países de la diáspora, hicieron muy poco durante el decenio. No hubo planes que permitan crear políticas públicas diferenciadas. En el caso de la Isla, hay un problema particular, y es que ellos niegan la discriminación racial. Entonces el Gobierno, al negar la discriminación racial, evidentemente no plantea la necesidad de tener políticas públicas diferenciadas», dijo Carlos Quesada, director del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos.
Asimismo, las cifras de los dos últimos informes del OCDH también revelan, de acuerdo con Quesada, cómo el racismo estructural en Cuba impedió que la población afrocubana pueda ascender o acceder a una escala social un poco más alta, incluyendo, por ejemplo, el motor de la economía nacional, que es el turismo. «Cuba, en materia de lucha contra la discriminación racial se encuentra por lo menos 70 años atrás de todos los países de América Latina, incluyendo EEUU», indicó el experto.
En el «Foro DDC: Para la Cuba de Mañana», Patterson sostuvo, además, que «los negros, al haberse quedado en Cuba, tienen una economía precaria. Los que finalmente emigraron no acumularon un capital que pueda tener un impacto significativo la economía de la Isla».
«Los negros en Cuba arrastran una precariedad histórica desde 1886, cuando recibieron la libertad, pero no tierras ni una compensación por los siglos de esclavitud», recordó Patterson y señaló: «En una transición democrática, en la que deben ser restituidos los bienes expropiados ilegalmente por el castrismo, los negros seguirán siendo los desposeídos, pues históricamente nunca recibieron nada». (Diario de Cuba)