lunes, diciembre 23, 2024
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La búsqueda de pruebas de civilizaciones en un sistema solar a 39 años luz

Investigadores han desarrollado una innovadora técnica de detección que ofrece una prometedora forma de encontrar señales de radio de otras civilizaciones en nuestra galaxia. Astrónomos de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.) han llevado a cabo la búsqueda más extensa hasta la fecha en un único objetivo: el sistema estelar TRAPPIST-1. Aunque no encontraron evidencia de vida inteligente, los científicos aseguran que esta nueva técnica representa un avance significativo en la búsqueda de vida extraterrestre.

Este sistema permite buscar señales de radio similares a las que utilizamos para comunicarnos con los vehículos exploradores en Marte. Los resultados del equipo han sido aceptados para su publicación en la revista *Astronomical Journal* y están disponibles en el repositorio arXiv.

«Esta investigación demuestra que estamos cada vez más cerca de desarrollar tecnologías y métodos capaces de detectar señales de radio similares a las que enviamos al espacio», afirma Nick Tusay, investigador en Penn State y autor principal del estudio. «La mayoría de las búsquedas se basan en la suposición de que recibiríamos señales potentes, como balizas dirigidas a planetas lejanos, ya que nuestros receptores tienen un límite de sensibilidad que requiere una potencia mínima superior a cualquier transmisión involuntaria. Sin embargo, con equipos más avanzados, como el próximo Square Kilometer Array, pronto podríamos detectar señales de civilizaciones alienígenas comunicándose con sus naves espaciales».

Cómo funciona

TRAPPIST-1 es una estrella pequeña y fría situada a unos 41 años luz de la Tierra, alrededor de la cual orbitan siete planetas rocosos, algunos de los cuales podrían albergar agua líquida y potencialmente vida.

El equipo de Penn State, junto con científicos del Instituto SETI, utilizó el Allen Telescope Array (ATA) para analizar 28 horas de datos del sistema TRAPPIST-1 en busca de señales tecnológicas extraterrestres. Se centraron en un fenómeno conocido como Ocultaciones Planeta-Planeta (PPO), que ocurre cuando un planeta pasa delante de otro desde la perspectiva terrestre. Esto podría permitir la detección de señales de radio emitidas por civilizaciones que intentan comunicarse con sus naves espaciales.

En los análisis iniciales, los investigadores identificaron 25 millones de señales. Tras aplicar criterios como intensidad y características, redujeron las posibles candidatas a 11,127. De estas, solo 2,264 señales se produjeron durante los eventos PPO previstos.

«El sistema TRAPPIST-1 está relativamente cerca y tenemos información detallada sobre la órbita de sus planetas, lo que lo convierte en un excelente laboratorio natural para probar estas técnicas», explica Tusay. «Los métodos y algoritmos que desarrollamos pueden aplicarse a otros sistemas estelares en el futuro, aumentando nuestras posibilidades de encontrar comunicaciones entre planetas más allá de nuestro sistema solar, si es que existen».

Resultados y futuro

A pesar del meticuloso análisis, el equipo no encontró señales de radio no humanas. Calculando los límites máximos de potencia para posibles señales alienígenas (entre 2.17 y 421 teravatios, dependiendo de la desviación temporal), no hallaron nada en ese rango.

Sin embargo, los astrónomos de Penn están entusiasmados con las nuevas capacidades del ATA, incluyendo un software avanzado para filtrar datos que les ayudó a distinguir entre señales terrestres y potencialmente alienígenas. Históricamente, la búsqueda de señales extraterrestres ha estado obstaculizada por interferencias de radiofrecuencia.

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