Sin duda, desde que el MAS apareció en la arena política, su método de presión preferido es el bloqueo de caminos. Recordemos que inclusive en época de pandemia, fue realizado, impidiendo la llegada hasta de oxígeno a enfermos que lo necesitaban con urgencia. A pesar de que es una extrema medida que afecta más a inocentes pobladores, continúa con intransigencia, esta vez por parte de radicales partidarios de Evo Morales, que después de más de 20 días mantienen el bloqueo en más quince puntos, particularmente en Cochabamba.
En consecuencia, los daños económicos a sectores productivos, importadores y exportadores, transportistas y otros sectores sociales son enormes. Y son afectados derechos fundamentales de la población en general, como el derecho al trabajo y al libre tránsito, que están garantizados tanto por leyes nacionales como internacionales. Es decir, trabajadores son perjudicados al no poder transitar libremente y hasta pueden quedar sin empleos, por la paralización o reducción de actividades económicas. Inclusive pacientes no podrían llegar a centros médicos, ni obtener medicamentos los hospitales.
En síntesis, el costo social de los bloqueos es muy alto, en especial para poblaciones vulnerables, que dependen del normal tránsito para poder contar con servicios básicos. Lo peor es que con los bloqueos surge la violencia que origina división social y estimula la creencia de que “el fin justifica los medios”, sin reparar en los daños que se ocasiona, en particular a los más pobres, que sufren, como hoy, por la escasez de productos de la canasta familiar y su encarecimiento.
Mientras el desbloqueo avanza con exasperante lentitud por parte de las fuerzas del orden, el líder cocalero se ha declarado en huelga de hambre, luego de haber pedido a sus seguidores un cuarto intermedio en el bloqueo de caminos. En realidad, se lava las manos después de haber ordenado esa medida de presión. Y como se suponía, sus seguidores convenientemente han rechazado esa instrucción, para hacer creer a la población que Morales no es responsable de esa medida extrema. Sin embargo, el cocalero es alguien que impone su voluntad, como se ha comprobado muchas veces en el pasado.
Por su parte, Morales pidió un “diálogo sin condiciones” para tratar asuntos políticos y económicos. Pidió también que sean liberados los bloqueadores detenidos en Parotani y otros dirigentes procesados luego de la marcha realizada desde Caracollo a La Paz. Pero desde el gobierno se rechazó que en el diálogo se pueda tocar temas ajenos al Ejecutivo, como la liberación de bloqueadores o la candidatura de Evo Morales, porque que son temas que corresponden a la justicia.
Como se advierte, hay una pugna entre evistas y arcistas, es decir entre integrantes de un mismo partido, por lo que sus diferencias deberían ser resueltas entre ellos, sin perjudicar al resto de la población, cuya preocupación principalmente es sobrevivir ante la actual crisis económica, que es resultado de la falta de previsión e incapacidad de los gobiernos masistas desde 2006.