El primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, destituyo ayer a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, tras más de un año de guerra con Hamás en la Franja de Gaza y en medio de un recrudecimiento de las hostilidades también con Hezbolá en Líbano.
«Desgraciadamente, aunque en los primeros meses de la guerra hubo confianza y un trabajo muy fructífero, durante los últimos meses esta confianza se resquebrajó entre el ministro de Defensa y yo», manifestó Netanyahu en un vídeo publicado en su perfil oficial en la red social X, que apunta que estas «brechas significativas» derivaron en órdenes contradictorias entre ambos.
Netanyahu reconoció que estas desavenencias entre él y Gallant trascendió a la opinión general e incluso llegaron a oídos del «enemigo», que aprovechó esta información para «progresar» en sus ataques. «La crisis de confianza que estalló entre el ministro de Defensa y yo se convirtió en una crisis general, y esta crisis no permite un avance gradual de la campaña», señaló.
Así las cosas, el mandatario israelí anunció que el ministro de Exteriores, Israel Katz, será el encargado de suceder a Gallant al frente de Defensa. «Ha demostrado sus capacidades y contribución a la seguridad nacional», sostuvo Netanayhu de Katz, que anteriormente había liderado la cartera de Energía, Finanzas, Transporte, Agricultura y también había ejercido como ministro de Servicios de Inteligencia de Israel.
Además de su «experiencia», Netanyahu sostuvo su «combinación de responsabilidad y determinación», todas ellas cualidades que considera «muy importantes» para liderar la cartera de Defensa en medio de una guerra. El primer ministro subrayó que cuenta con el respaldo de «muchos» de los miembros de su Gabinete, que consideraban «imposible continuar» adelante con una guerra en esta situación.
Por otro lado, Netanyahu informó de que invitó al ministro sin cartera Gideon Saar, líder del partido Nueva Esperanza, a ocupar el Ministerio de Exteriores. De Saar también ha puesto en valor su «amplia experiencia y conocimientos en los campos de la política y la seguridad», y se mostró convencido de que aportará una «fuerza significativa» al liderazgo israelí.
«Estoy convencido de que estos pasos fortalecerán el Gabinete y el Gobierno, los convertirán en órganos que actuarán juntos en armonía y en cooperación por la seguridad del Estado de Israel, por los ciudadanos del Estado de Israel y por nuestra victoria», aseveró Netanyahu.
Una de las primeras reacciones a este ajuste en el Gabinete israelí fue precisamente la de Gallant, que en su perfil oficial en la red social X lanzó una escueta publicación en la que destaca que la seguridad del Estado de Israel «fue y será siempre» la principal «misión» de su vida.
Por otro lado, el ministro de Seguridad Nacional, el ultranacionalista Itamar Ben Gvir, trasladó a Netanyahu su felicitación por haber dado el paso de prescindir de Gallant, bajo cuyo liderazgo considera que «no es posible lograr una victoria completa». «El primer ministro hizo bien en destituirlo de su cargo», apuntó.
FAMILIAS DE REHENES
La destitución de Gallant es un asunto que llevaba rondando varias semanas en la política israelí debido a las diferencias con Netanyahu y que ahora el propio primer ministro reconoció. Gallant fue más propenso a alcanzar acuerdos con Hamás para culminar con la liberación del cerca de centenar de rehenes que aún tiene bajo custodia en Gaza, mientras que el resto del Gabinete aboga por una posición más beligerante.
Otro de los asuntos clave a la hora de entender la expulsión de Gallant es el reclutamiento de los ultraortodoxos, un asunto que dividió al Gobierno. El ya exministro había asegurado esta tarde que este sector de la población debía cumplir con el servicio militar en vista de las necesidades de las FDI, si bien Netanyahu se encuentra en una posición complicada pues su gobierno se sustenta en el apoyo de formaciones ultraortodoxas.
De hecho, el Foro de las Familias de los Rehenes y Desaparecidos mostró su rechazo a la decisión de prescindir de Gallant, pues consideran que es una «continuación directa de los esfuerzos por torpedear un acuerdo sobre los rehenes», y han hecho un llamamiento para que Katz se comprometa a ponerle fin a la guerra y alcanzar un «acuerdo integral» que garantice la liberación de los secuestrados.
«La destitución del ministro de Defensa es una demostración desafortunada de las deficientes prioridades del Gobierno israelí», señaló el organismo en sus redes sociales, donde subrayaron que los «objetivos militares» en Gaza ya se alcanzaron, y que ahora se debe dar paso a las negociaciones para lograr que Hamás ponga en libertad a los rehenes y se acabe con la guerra.
Por otro lado, voces políticas israelíes se mostraron igualmente en contra de la destitución de Gallant, como es el caso del exprimer ministro y ahora líder de la oposición, Yair Lapid, quien acusó a Netanyahu de cometer un «acto de locura» en plena guerra en el sur y norte del país.
«Netanyahu está vendiendo la seguridad de Israel y a los luchadores de las FDI por una vergonzosa supervivencia política. El gobierno ultraderechista prefiere a los evasores (del reclutamiento) que a aquellos que sirven», manifestó Lapid, que ha hecho un llamamiento a sus simpatizantes y al resto de los «patriotas sionistas» a salir a las calles como señal de protesta. En algunos puntos de Tel Aviv y Jerusalén ya se registraron movilizaciones.
Otro de los que levantó la voz ha sido el líder del partido Israel Beitenu, Avigdor Liberman, quien lamentó que Netanyahu está convirtiendo al país en «una república bananera». «En vez de cuidar la seguridad del país y priorizar la seguridad de los ciudadanos y los soldados, el primer ministro decidió despedir al ministro de Defensa e iniciar una nueva ronda de nombramientos políticos en medio de un guerra», lamentó.
Hamás lanzó a comienzos de octubre del año pasado una ofensiva contra territorio israelí que se saldó con casi 1.200 muertos y más de 240 rehenes. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) iniciaron a continuación una cruenta campaña militar en la Franja de Gaza que se cobra ya la vida de más de 43.000 palestinos, en su mayoría mujeres y niños.
Desde entonces, las partes no alcanzaron un acuerdo para el intercambio de rehenes a cambio de prisioneros palestinos a finales del año pasado. Las operaciones militares israelíes sirvieron para rescatar, en la mayor parte de los casos, los cuerpos sin vida de los rehenes, desatando críticas por parte de los familiares de los secuestrados.(EP)