Si el Gobierno nacional tiene como prioridad asegurar un desarrollo sostenible, que le permita solucionar los problemas económicos, que se agudizaron este año, tiene un gran reto: atraer y retener la inversión extranjera directa, que permita materializar este deseo.
Pero este objetivo se ve cada vez más lejano, porque nuestro país ocupa el puesto 106 entre 165 países del mundo en Libertad Económica, según el Reporte Anual 2024 elaborado por el Fraser Institute de Canadá, con el apoyo del Centro de Estudios de Políticas Públicas para la Libertad (Populi), publicado a mediados del mes pasado.
Según este índice de Libertad Económica, Bolivia está en “caída libre”, pues los datos señalados fueron publicados en junio de este año, y como señalan algunos analistas, con los bloqueos, la situación del país se hace más complicada, con una peor calificación.
Para Fernando Romero, presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, la “tendencia decreciente” del país en el ranking de libertad económica, obedece a la situación económica y política que vive el país, que incide en el deterioro de este indicador. Por eso, prevé que, en la próxima medición de la libertad económica de los países en el 2025, probablemente nuestra caída sea más prominente, pues la conflictividad que vive el país no ayuda a mejorar la situación de la economía boliviana.
Además, nos recuerda una publicación de EL DIARIO que, como nunca, los bloqueos que se registraban en el pasado obedecían a exigencias económicas, como alza de carburantes, el alza de los precios de la canasta familiar y recientemente a la falta de dólares; ahora la protesta tuvo un giro de 360 grados, porque las medidas de presión tuvieron motivos personales.
Debemos tener en claro que nuestro país, según el reporte de Balanza de Pagos y Posición de Inversión Internacional 2024 del Banco Central de Bolivia, está entre los últimos en recibir inversión extranjera directa. Así, en el primer trimestre de este año, esta inversión llegó a 72 millones de dólares.
El BCB enfatiza en que “la Inversión Directa Neta recibida registró por cuarta gestión consecutiva flujos positivos para este periodo, alcanzando a 72 millones de dólares para el primer trimestre de 2024, más del doble registrado la gestión pasada. Este resultado es explicado principalmente por las utilidades reinvertidas, provenientes en mayor medida de los sectores de industria manufacturera y minería, así como por una menor desinversión”.
La insignificancia de la actual Inversión Extranjera Directa (IED) se hace más notoria, cuando la comparamos con las remesas enviadas por bolivianos que se fueron a otros países.
Datos del Banco Central, publicados a mediados de este año, señalan que durante el 2023 el monto de la Inversión Extranjera Directa neta llegó a 294 millones de dólares, mientras que las remesas sumaron un total de 1.436,4 millones. Tenemos más remesas del exterior que inversión extranjera y esto debería preocupar a nuestras autoridades nacionales.
Como lo hemos reiterado antes, nuestro país tiene varios sectores que pueden interesar a los inversionistas extranjeros, como la minería, el turismo, hidrocarburos en el norte paceño, el potencial agropecuario, la producción de energía y los servicios que forman parte de la Economía 4.0.
El economista Germán Molina explicó que la IED es reducida en Bolivia porque con la Constitución Política del Estado aprobada en 2009, se desincentiva la atracción de capitales, porque uno de los artículos subraya que el Estado es el principal actor de la economía a través de empresas estratégicas.
Molina remarca que “esto en el exterior es leído por los inversionistas y no les resulta atractivo y no pueden traer su dinero para que lo administre un gobierno que, se teme, no lo pueda hacer en términos eficientes. Para volver a atraer inversión se debe modificar la CPE o una ley que pueda generar incentivos; pero ahora a nivel mundial hay menor crecimiento y los inversionistas siempre preferirán llevar su dinero a países seguros en la Unión Europea, Estados Unidos; y en América Latina, hacia Chile, Brasil, México, Paraguay. Pero en Bolivia, si ven bloqueos, es un desincentivo”.
La Cepal informó que los países de América Latina y el Caribe recibieron en 2023 un total de 184.304 millones de dólares de inversión extranjera directa, lo que representa una caída del 9,9% en comparación con 2022.
Coincidimos con la Fundación Milenio en que la falta de Inversión Extranjera Directa en Bolivia está frenando el crecimiento económico del país. Ya en 2022 la IED en el país cayó un 12%, a sólo 310 millones de dólares.
Todos los esfuerzos del Gobierno deberían estar orientados a crear las condiciones para hacer a Bolivia atractiva para el inversionista nacional y extranjero.
El autor es Economista, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).