Silvio Berlusconi dijo alguna vez que lo único que le gustaba de Donald Trump era su mujer, una rusa muy bella de nombre Melania.
El millonario, ahora presidente de EEUU, por segunda vez, querría tener otros méritos para ser admirado, además de su bella esposa, y está en ese afán.
Algo que muy pocos mencionan de él es que jamás tomó alcohol debido a que un hermano suyo murió intoxicado.
Donald detesta el alcohol y todas las otras formas de drogas, a las que quiere dar batalla y derrocar a sus productores y distribuidores.
Son muchos en nuestra región a los que habría que decirles: agárrate esta indirecta, o dedícate a otro negocio. Pero sobre todo hay que decirles que no sean dirigentes de un partido político de la droga.
La sospecha es que en el primer día de su mandato cierre la frontera con México, un país que es gobernado en este momento, a medias, entre las mafias de la droga y Morena, partido creado por un charlatán de apellido López.
No podrá Trump cerrar la frontera sólo con los estados mexicanos gobernados por las mafias, lo que le obliga a castigar a todo el país. Es decir que pagarán justos por pecadores.
Esto significa que la mitad de México que vive de la droga tendrá que buscar nuevas formas de exportar su producto a Estados Unidos, quizá cavando otros túneles debajo de la frontera, como los cientos que ya existen.
El problema es que ya no podrá contar con los miles de migrantes que pasan la frontera todos los días, algunos de ellos llevando la droga, porque no pasará ni uno solo de ellos, según las intenciones del marido de Melania.
Para la otra mitad de México, en cambio, esto será casi el fin del mundo, porque nada podrá exportar, salvo que pague los aranceles que Trump ha anunciado, muy altos, como castigo a un país con un gobierno que busca llegar al socialismo.
Las paltas mexicanas costarán mucho más, lo que hará que otros países que las producen entren en la competencia, porque los yanquis sí que comen paltas, aunque se llamen aguacates.
Cerrar esa frontera impedirá el paso no solamente de los mexicanos, sino de todos los latinoamericanos que buscan trabajo, que son miles, cada día.
Una noticia buena: Trump ha anunciado que mandará a la cárcel a los maestros de escuela que formen parte de la dictadura de los homosexuales y que sigan convenciendo a los niños de que están en un cuerpo equivocado, para que se hagan «trans».
Mis aplausos.
Siglo21bolivia.com