lunes, noviembre 18, 2024
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Con la teoría sola… ¿nada haces?

Luz Castillo Vacano

Este año se hizo popular el aviso de una universidad que afirma que “con la teoría sola no haces nada…”, incluso un comercial señala que los flamantes licenciados se titulan para hacer “nada de nada” mientras se observa a varios de ellos nadando en una piscina. Mensajes como estos llaman a la reflexión sobre el rol de los profesionales y la perspectiva que tienen ciertas universidades sobre él.
Quienes redactaron el guion de esos comerciales probablemente no se molestaron siquiera en averiguar a qué se están refiriendo con teoría. En primer lugar, la teoría es el conocimiento mismo que se imparte en las universidades, el conocimiento de la realidad que se origina en la investigación. Quizá en esta tarea se haya exagerado al insistir solo en este conocimiento, mostrándolo como desconectado de la realidad, de ahí que viene su complemento, la “práctica”.
Sin embargo, en el contexto universitario y científico, es imposible hacer “práctica” sin tener el conocimiento. La práctica sin conocimiento conduce a cometer errores y se supone que en la universidad se aprende ambos para evitar esos errores y brindar respuestas científicas a los problemas científicos y soluciones científicas a los problemas de la realidad (valga la redundancia).
En segundo lugar, la teoría incluye los conceptos. Cuando los casos analizados presentan elementos comunes que se repiten, es posible construir conceptos, incluso cuando los casos no tienen demasiada frecuencia, es posible crear conceptos para entenderlos. En nuestro medio, por ejemplo, se han hecho comunes los bloqueos de caminos. Esta es una expresión coloquial frecuente que merece ser conceptualizada, para que todos comprendamos exactamente a qué nos estamos refiriendo, cuando hablamos de los bloqueos de caminos. Más aún, para estudiarlos, primero debemos definir su significado. Es así que los conceptos nos ayudan a analizar y entender la realidad.
En tercer lugar, la teoría se refiere a las leyes y principios que suelen regir una parte de la realidad, específicamente, la materia, aunque también existen ciertas leyes y principios en las áreas sociales y humanísticas. Por ejemplo, aunque podría haber excepciones, el conflicto social es analizado bajo la perspectiva de que los actores sociales tienen discursos, intereses y necesidades.
En cuarto lugar, la teoría también está formada por los modelos que se desarrollan para explicar fenómenos específicos. Por ejemplo, los flujogramas que explican procesos y los simuladores que permiten conocer el funcionamiento del cuerpo humano, podrían ser considerados modelos que permiten una aproximación a la realidad que de otra forma sería difícil.
En la publicidad engañosa de la “teoría sola”, el mensaje es que la falta de experiencia laboral de los recién titulados, se evidencia en su primer empleo. Varias universidades vienen encarando esta situación mediante las prácticas pre profesionales, las pasantías y la modalidad de graduación denominada proyecto de grado.
Sin embargo, las universidades no mencionan la falta de información sobre el mercado laboral al cual responden. Las propias universidades son las que no producen información sobre este mercado y, a su vez, el propio mercado laboral no cuenta con una instancia que produzca información sobre la oferta de carreras y de profesionales existentes y disponibles. Esta instancia podría ser, por ejemplo, un observatorio de la oferta y demanda de profesionales y técnicos en el mercado laboral boliviano.
Y entonces ¿Qué haces con la teoría?, la respuesta es que la teoría es el fundamento de “la práctica”, es decir, de la aplicación de conocimientos en la realidad. Y la nueva pregunta es: La teoría que se aprende en las universidades ¿es útil para aplicarla en el mercado laboral? La respuesta es un misterio porque no se ha investigado el tema. El aviso al que nos referimos se refiere justamente a ese desconocimiento: las universidades desconocen la demanda de profesionales, el mercado laboral desconoce las competencias de los nuevos profesionales y si éstas responden a sus necesidades, y los nuevos profesionales desconocen que deben ofrecer a los empleadores.
La publicidad engañosa busca culpar a los profesionales, mostrándolos como ineptos, cuando son las propias universidades las que no necesariamente enseñan competencias adecuadas a lo que requiere el mercado laboral. Entonces es un círculo de desconocimiento, donde el Estado tampoco parece intervenir y, a su vez, no precisa con exactitud qué profesionales requiere, haciéndose parte del círculo de desconocimiento.
En conclusión, se evidencia la distancia entre las universidades, los nuevos profesionales y los empleadores. En el plano individual, esta distancia se acorta hasta desaparecer a medida que los profesionales se insertan en el mercado laboral y aprenden qué competencias buscan sus empleadores. Los que logran insertarse…

La autora es antropóloga.

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