Medicamentos más caros y algunos de contrabando

Si se pudiera hacer un recuento de la cantidad de personas que padecen alguna enfermedad o son víctimas, por ejemplo, de accidentes de tránsito, por lo que han quedado con daños físicos, seguramente tendríamos un número considerable de pacientes. De todos ellos, algunos seguramente están afiliados a los centros de salud pública, pero muchos otros tienen que procurar de cualquier manera sanarse, recurriendo a clínicas privadas, o hasta a remedios caseros, cuando no se cuenta con suficiente dinero.
Pero a medida que se ha profundizado la crisis económica en nuestro país, debido a varios factores, como el agotamiento de la principal fuente de ingresos económicos, como ha sido la venta de grandes cantidades de gas al Brasil y la Argentina, además de otras materias primas a otros países, la situación de la atención pública en materia de salud empeora.
En los últimos años, a pesar de que se asegura que está en curso un “proceso de cambio”, anunciado por el MAS, partido gobernante por casi veinte años, la atención en centros de salud estatales no es óptimo, por la falta de infraestructura, equipamiento, personal especializado e insuficiente provisión de medicamentos. Lo triste es que, durante la época de las vacas gordas, durante el pasado gobierno masista, liderado por el caudillo cocalero Evo Morales, una gran cantidad de dinero fue dilapidado, sin que una parte importante hubiera servido para mejorar la atención sanitaria pública, para favorecer principalmente a la gente de menores recursos.
Por todo ello, hoy muchos pacientes y sus familiares se angustian cuando los precios de varios medicamentos suben y se hacen inaccesibles, debido a varios factores. A pesar de que los laboratorios nacionales ofrecen algunos medicamentos, pero por falta de apoyo y por la actual escasez de dólares no se puede importar todos los insumos y fármacos que en el país se necesita.
Por otro lado, por vía del contrabando aparecen en las calles medicamentos de dudosa procedencia. Esta actividad irregular implica una competencia desleal con laboratorios nacionales y proveedores legales. Mientras que los pacientes que recurren a adquirir estos fármacos, quedan expuestos a ser estafados o empeorar sus dolencias. Sin embargo, esta situación al parecer es ignorada por las autoridades del sector, que deberían buscar soluciones para mejorar la atención en nosocomios públicos, destinando el presupuesto suficiente para que cuenten con ambientes adecuados, personal especializado y dotación oportuna de fármacos.
También el gobierno de turno debería combatir la especulación con productos sanitarios que son de primera necesidad, además de disponer controles sobre los fármacos de contrabando que aparecen en centros de abasto, los que inclusive pueden haber pasado la fecha de vigencia. En todo caso, la salud de afiliados y no afiliados a los centros de salud pública debería merecer la mayor atención por parte del gobierno de turno, hoy enfrascado en pugnas internas del MAS.