Es oportuno recordar que en los primeros años del régimen masista, en tiempo de bonanza económica, por la venta de gas a países vecinos, principalmente, las autoridades nacionales anunciaban que el país progresaría gracias a un “proceso de cambio” nunca antes visto. Entonces no hicieron caso a pedidos de expertos en economía, para que administren el dinero de todos de la mejor manera y ahorrando para enfrentar problemas en el futuro.
Sin embargo, hicieron lo contrario y dilapidaron ingentes recursos económicos, generalmente para favorecer a sus acólitos, ofreciéndoles una serie de ventajas, como construcciones de poca utilidad, viajes por el mundo, contratos sin control debido, etc. Como consecuencia de ese desprolijo manejo económico, proliferaron los casos de corrupción, como en el Fondo Indígena, sin que se sepa si el dinero malversado ha sido recuperado.
En ese tiempo, desde el oficialismo se calificaba, a quienes alertaban sobre la llegada de la época de vacas flacas, de “apocalípticos” y “agoreros”, de que solo querían dañar al MAS, que siempre gobernaría “escuchando al pueblo” y que la economía nacional estaba blindada. Pero la realidad, años después, ha demostrado que la crisis ha llegado, por la falta de capacidad gubernamental desde el año 2006, y no solo es económica, sino política y social.
Por ello, las autoridades han tenido que reconocer la difícil situación del país por la falta de ingresos económicos suficientes, principalmente porque la producción de gas “ha tocado fondo”, como dijera el propio presidente Luis Arce. Sin otra fuente de dinero inmediato, no se puede solucionar la escasez de dólares, combustibles y productos básicos, de alimentos. Además, los precios suben y afectan a la economía popular, especialmente de los más pobres. En un caso, el sector de carniceros ha anunciado un paro de actividades en varias regiones, reclamando porque los ganaderos habrían elevado el precio de carne en gancho. También exigen que por un tiempo se prohíba la exportación de tal producto. No obstante, exportar implica obtener dólares.
Mientras consumidores y vendedores exigen soluciones y amenazan con movilizaciones, el MAS, partido gobernante por casi 20 años, trata de hacernos creer que están divididos, pero cuando un tema es de su interés, olvidan sus supuestas diferencias. Por ello, por ejemplo, se unen en el Legislativo para tomar decisiones a favor del masismo.
Lo importante y urgente es que el Gobierno de turno adopte medidas estructurales para normalizar el abastecimiento de productos esenciales, como alimentos y combustibles, dejando atrás su típico proceder de minimizar problemas o echar la culpa a otros. Es decir, olvidando que la crítica situación actual del país, se debe principalmente al derroche del dinero público a manos llenas, sin tomar previsiones para tiempos difíciles. Tampoco se puede olvidar que arcistas y evistas han gobernado juntos desde 2006 y no deberían eludir sus responsabilidades con argucias que solo provocan malestar general.