Atendida en alguna medida la demanda actual de gasolina, a pesar de que no se sabe con certeza hasta cuándo, pues el gobierno de turno nos ha acostumbrado a medidas paliativas y temporales, ahora crece el malestar social por la falta de diésel, que requieren con urgencia, por ejemplo, agricultores y transportistas.
Por ello, sectores productivos cruceños, como de Vallegrande y San Juan de Yapacaní han adoptado medidas de presión, como marchas y vigilias en las puertas de recintos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), para expresar su protesta porque la falta de diésel pone en riesgo la seguridad alimentaria del país, al quedar paralizada maquinaria que se necesita para la producción de frutas y hortalizas.
Según expertos en el tema, el desabastecimiento de combustibles se debe a varios factores, como la alarmante disminución de la producción de gas, que también ha ocasionado la pérdida de la principal fuente de ingresos económicos para el país. En consecuencia, se deduce que el dinero estatal no es suficiente para asegurar una regular provisión de combustibles. Sin embargo, por una parte, son anunciadas medidas gubernamentales, como una autorización condicionada para que privados importen y comercialicen combustibles o que en diez días será solucionado el problema del desabastecimiento. Pero también el presidente de YPFB ha hecho saber que los dólares con los que cuenta el gobierno de turno solo sirven para abastecer de carburantes por dos o tres días al país. Por eso son enormes las filas de motorizados en surtidores del territorio nacional.
A esos factores se suma que el gobierno de Luis Arce no adopta una posición realista frente a la subvención a los combustibles, que implica erogar una cuantiosa cantidad de dinero, el cual ahora escasea por la actual crisis económica. Entonces, como el país recibe menos dinero porque vende, principalmente, menos gas, el costo de subvencionar hace crecer el déficit económico, sin que aparezca a la vista otra fuente importante de generación de dinero.
Como acertadamente ha señalado el analista Miguel Ángel Amonzabel Gonzales, en una nota publicada en este medio, “Durante los 18 años de gestión del MAS, bajo los mandatos de Evo Morales y Luis Arce, la política de subsidios a los hidrocarburos no sufrió modificaciones sustanciales… El fracaso del ‘dieselazo’ de 2010 dejó una lección difícil de olvidar para los tomadores de decisiones: eliminar los subsidios no solo es una medida económicamente compleja, sino también políticamente riesgosa”.
Por ello Arce prefiere culpar del desabastecimiento de hidrocarburos al bloqueo de caminos evista que duró más de 20 días, pero esa acción afectó principalmente a Cochabamba. Por lo tanto, el mandatario evade la responsabilidad de adoptar medidas que pueden afectar su popularidad. Pero cada vez más sectores de la población salen a las calles para expresar su disgusto por el mal manejo de la economía nacional que hicieron los gobiernos “masistas” desde el año 2006.
Malestar social por escasez de diésel
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