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Colapso energético agrava caos de industria alimentaria

El colapso energético en Cuba agudiza el caos de la industria alimentaria, que incumple todos sus planes y experimenta un decrecimiento significativo de producciones. El sector gasta más de un millón de dólares diarios para importar alimentos básicos de la canasta racionada que este año dejó de llegar a todos sus destinatarios. Estos temas fueron de dominio público, cuando se expusieron  en la Mesa Redonda del viernes, en la que compareció el ministro de la Industria Alimentaria (Minal), Alberto López Díaz, según el portal oficial Cubadebate.

«No estamos exentos en la industria alimentaria de las complejidades económicas y socioeconómicas que atraviesa el país, y como un organismo que tiene un peso importante en una de las principales prioridades y necesidades de nuestro pueblo, que es la alimentación, esto afecta negativamente nuestros resultados», señaló.

El ministro sostuvo que la situación energética y el déficit de combustible afectaron seriamente el funcionamiento de esta industria: «Este año hemos recibido solo el 48% del combustible planificado».

Sobre la producción y distribución de harina de trigo para el pan de la canasta básica, una actividad que calificó de «crucial», señaló que actualmente solo se produce en La Habana y se traslada desde Pinar del Río hasta Guantánamo, para intentar cubrir todas las redes de distribución en los municipios del país.

Agregó que la industria sostiene su producción fundamentalmente con la energía eléctrica, y el déficit en su generación, «la situación tensa que se vive en estos momentos complica aún más la capacidad de esta industria» para cumplir con su misión.

López Díaz culpó al embargo, el chivo expiatorio del régimen para justificar todos los males que padecen los cubanos, de la crisis en el Minal.

«Hemos tenido afectaciones en un molino en una empresa mixta en La Habana, IMSA, que estuvo paralizada durante 20 días porque no hemos podido adquirir una pieza pequeña que está en el mercado norteamericano. Ahora mismo, nos cuesta trabajo contratar un buque para transportar el trigo, a pesar de tener el dinero disponible. Esto complica nuestro ciclo de producción del pan», justificó.

«Prácticamente no hemos cumplido los planes que nos propusimos para este año y hemos decrecido en varias producciones importantes», agregó el ministro.

De 22 producciones seleccionadas en 2023 se decreció en 20. «Este año no se cumple en ninguna, aunque hubo un ligero crecimiento en siete de esas 22 producciones, como cerveza, pasta de tomate, acuicultura, si bien sigue siendo insuficiente para las necesidades del país», señaló.

Sostuvo que el déficit de financiamiento es uno de los factores que más golpea: «de los 43 millones planificados para la compra de materias primas, piezas de repuesto, producción del pan, mantenimiento y reparación de las calderas en la fábrica de lácteos, solo se pudieron otorgar siete millones, lo que representa un 9% del total planificado».

Sobre la responsabilidad del Minal en la canasta básica, en específico sobre la leche en polvo para los niños y las dietas de las embarazadas, el pollo, el aceite, el yogur de soja y el pan, sostuvo que mensualmente la industria debe dedicar más de 33 millones de dólares para garantizar estos cinco productos. Esto significa que necesitamos aproximadamente 1,1 millones de dólares diarios para asegurar su disponibilidad», precisó.

Según López Díaz, una tonelada de leche en polvo cuesta entre 4.700 y 4.900 dólares en este momento, mientras que en noviembre de 2018, ese precio era casi la mitad, de entre 2.600 y 2.700.

En este sentido, admitió «algunos retrasos». Señaló que garantizaron la alimentación de los niños de cero a dos años como grupo priorizado, pero no la leche en polvo para los niños de dos a seis años en las provincias que reciben el producto.

En lo que respecta al pan, el ministro justificó la reducción de la ración de 80 a 60 gramos «debido a la falta de materias primas».

«Para garantizar el pan de la canasta, necesitamos hoy 425 toneladas de harina diariamente con esta norma de consumo, mientras que anteriormente requeríamos 800 toneladas. Una tonelada ronda los 400 ó 500 dólares en el mercado cercano, pero los fletes encarecen mucho más el tiempo de traslado», argumentó.

Agregó que esta reducción en el gramaje se hizo porque no disponen de los financiamientos necesarios ni de los buques que lleguen a tiempo. Afirmó que «es una indicación de la alta dirección del país retornar lo más rápido posible al pan de 80 gramos».

Según el ministro, se necesitan más de 13 millones mensuales para garantizar el pan, aún con todos los problemas que persisten en su calidad, admitió.

Reconoció además que la población «tiene mucha insatisfacción» con los resultados de la pesca.

«Como ya hemos conversado antes, no tenemos la cantidad de peces en plataforma, pero tampoco las capacidades, debido a limitaciones en combustibles, embarcaciones y otros elementos. La falta de combustibles nos limitó la captura de 5.000 toneladas, y eso lo tenemos bien definido. Estamos apostando por la industria del cultivo», agregó.

La falta de pescado en Cuba no es un problema reciente. Desde hace años, los cubanos sufren escasez de este producto, primordial en una dieta saludable.

Señaló que existen «potencialidades en la acuicultura» y que están recibiendo asesoramiento y ayuda procedente de Vietnam en este sentido. «Hoy, la captura creció en más de 700 toneladas gracias a un programa de siembra de alevinaje que comenzó hace tres años», sostuvo.

La devastación de la industria en Cuba es peor aún que la catástrofe agropecuaria, alertó recientemente el economista Pedro Monreal, quien tomó datos publicados por la estatal Oficina Nacional de Información y Estadísticas (ONEI) para ilustrar el desastre.

Un componente clave como la producción industrial de alimentos no solamente exhibe un índice de volumen físico que es hoy la quinta parte del existente en 1990, sino que es la mitad del nivel registrado en el peor momento del Periodo Especial. Del 42,8% registrado entonces, ahora se ubica en el 20,4%.

La grave caída de la producción agrícola en Cuba y su dependencia de las importaciones de alimentos hizo que el 37,8% de los habitantes del país (4,2 millones de personas) hayan padecido de inseguridad alimentaria durante 2023. Un estudio del Servicio de Investigación Económica (ERS) del Departamento de Agricultura de EEUU (Usda, por sus siglas en inglés) mostró que en 2023 la brecha alimentaria promedio estimada en Cuba era de 225 calorías per cápita por día.

Esta semana, el Ministerio de Finanzas y Precios estableció la exoneración del pago de aranceles a la importación de algunos productos como fertilizantes, piensos, medicamentos veterinarios y plaguicidas, una medida que pretende sacar al agro cubano del caos en que está sumido, sin ir a la raíz del problema: las ataduras que sufren las fuerzas productivas. (DDC)

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