El presidente Luis Arce Catacora pronunció un discurso de adhesión al organismo internacional Foro G20, que se reunió en Río de Janeiro, Brasil, con asistencia de delegaciones de numerosas naciones. Allí propuso con urgencia un “nuevo orden mundial sin hambre, sin pobreza ni desigualdad”. Comentó, al respecto, que esta era la oportunidad para solucionar esos problemas que son de actualidad y no pueden ser postergados por más tiempo.
El mandatario del Estado Plurinacional boliviano especificó que “este foro constituye una oportunidad única para promover acciones efectivas sobre la base de la responsabilidad y la cooperación. Hagamos del mundo una zona de paz inclusiva, libre del hambre y la pobreza”.
La disertación fue oportuna para la audiencia, en momentos en que el planeta se ha convertido en un escenario de guerras de gran crueldad y diferencias políticas por asuntos que están agravando la crítica situación actual, por lo que puede haber más hambre y pobreza. Ese discurso, sin embargo, no tiene aplicación en nuestro país, que se encuentra en la pendiente inclinada hacia la pobreza y el hambre, con características cada vez peores y que, además, amenazan profundizarse, debido a que quienes manejan las riendas del poder, se dedican a asuntos de mínima cuantía y dejan en el olvido los grandes problemas, sin considerar que éstos últimos son efecto de causas de gran magnitud.
En esa forma, mientras a nivel mundial y en medio de circunstancias calamitosas, se predica la aplicación de soluciones salvadoras, en el país lo que se hace es agravar esas condiciones y, por tanto, también los efectos. La pobreza y el hambre se han multiplicado en el Estado Plurinacional actual y tienen tendencia a empeorar, debido a que solo hay buenas intenciones.
En efecto, se puede observar hechos en ese sentido. Por ejemplo, el presidente Arce en Río de Janeiro, ante los delegados de naciones del mundo, predicó sobre la formación de un “nuevo orden mundial”, mientras tanto, en Bolivia, en cambio, se contribuye, hasta en forma deliberada, a que se produzca lo contrario. Es una política de doble cara, pues ante organizaciones internacionales propone soluciones decisivas, pero en el país se las desprecia, por lo que el Estado Plurinacional sigue su marcha al abismo en forma inexorable.
Desde hace años la economía del país se encuentra en ruinas y al presente ha llegado a su culminación y aumentan la pobreza y el hambre. Debido a que, mientras, por un lado, todo se hace brillar por fuera, por dentro hay oscuridad. Por ejemplo, aumentan las superficies para cultivar cosa y se reducen las destinadas a producir alimentos.
En resumen, la política del Estado Plurinacional no conoce la sentencia que dice “La caridad empieza por casa”, vale decir que primero hay que resolver los problemas internos y solo después proponer soluciones para los problemas de otros países. Éstos deben ver con asombro que mientras Bolivia sufre por muchos conflictos, proclama medidas para los que están en progreso.
Foro G20: la caridad empieza por casa
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