jueves, diciembre 26, 2024
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La coreografía y los dobles de riesgo de Wicked

Para crear la coreografía de Wicked, el director Jon M. Chu recurrió a su viejo colaborador, el aclamado coreógrafo de la película In the Heights, y tres veces nominado al Emmy Christopher Scott (So You Think You Can Dance). Para Scott, que vio Wicked en el teatro siete veces, lo sintió como un sueño hecho realidad. “El niño teatral que hay en mí se sintió abrumado”, dice Scott.
Seis meses antes de que iniciara la producción, Scott y su equipo empezaron a ensayar la coreografía y el diseño de movimiento para la película. Chu quería que el movimiento de la película fuera específico y distintivo de Oz. “No es el movimiento que conocemos en nuestra vida diaria”, dice Chu. “Tengo un gran colaborador en Christopher. No se trata sólo del movimiento de lo que está delante de la cámara; es el movimiento de la propia cámara”. El resultado es un estilo de movimiento y baile como nunca antes se había visto en un musical cinematográfico. “Jon crea magia con Chris”, expresa el productor Marc Platt. “Jon conoció a Chris en el rodaje de Step Up 2. Chris desarrolló una gramática y un lenguaje coreográficos que combinan una multitud de estilos de baile conocidos con un lenguaje oziano. Aquí, el movimiento del cuerpo es familiar y a la vez rinde homenaje a los musicales, pero también te lleva a lugares que nunca has visto”.
El primer gran número musical que se rodó en Wicked fue “What is this Feeling?”, en el dormitorio de Glinda y Elphaba, en la Universidad de Shiz. Cynthia Erivo y Ariana Grande cantaron en vivo, mientras todo el equipo de producción las vitoreaba. “Fue el espectáculo teatral más grandioso que jamás hayas visto”, señala Chu. “Fue bueno abrir con esta canción”.
Bajo la atenta mirada de la coordinadora de dobles de riesgo JO McLAREN (The Marvels) y su equipo, los monos vuelan y las brujas se elevan en Wicked. Para Cynthia Erivo, participar en sus propias escenas de riesgo —en la medida en que se podían hacer sin peligro no sólo la presionó a nivel físico, sino que también aprendía más sobre su personaje. “Yo quería hacer todas las secuencias de acción y las peleas”, dice Erivo, “no sólo porque me sentía bien, sino también porque aprendía más de por lo que ha pasado este personaje y de lo que soporta físicamente. Podía trasladar lo que Elphaba sentía físicamente a cualquier otra cosa yo estuviera haciendo”.
A lo largo de ese proceso, Erivo, que se describe a sí misma como una “buscadora de emociones”, pudo explorar su equilibrio y cómo se movía su cuerpo bajo estrés. “Esto me permitió descubrir todas esas pequeñas cosas que normalmente no sabes a menos que estés a 12 metros de altura colgada de cables”, dice Erivo. “Hasta que no tuve que hacerlo, no supe que mi cuerpo tiende a inclinarse hacia delante y que tengo que compensarlo moviéndome hacia atrás”.
En la rueda de tornado de la Universidad de Shiz —las tres ruedas giratorias de la biblioteca de Shiz— el coreógrafo Scott y la coordinadora de dobles de riesgo McLaren emplearon a un grupo de bailarines, B-boys y B-girls, expertos en parkour, gimnastas y dobles de riesgo… todos moviéndose en distintas direcciones y al mismo tiempo. “Tienen una gran fluidez de movimientos, agilidad y fuerza”, explica McLaren. Saltaron por encima de obstáculos, aterrizaron en cornisas pequeñas y estrechas, manteniendo la fluidez”.

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