Los correos electrónicos se han convertido en uno de los métodos más comunes para llevar a cabo ataques masivos y propagar diversos tipos de virus. Según el informe trimestral Consumer Pulse de TransUnion, publicado en mayo de este año, los intentos de fraude siguen siendo un problema significativo. De los 1,000 adultos españoles encuestados, un 31% admitió haber sido víctima de intentos de fraude en los últimos tres meses. Aunque solo el 5% sucumbió al engaño, estos datos subrayan la importancia de estar alerta y saber identificar los riesgos.
La Generación Z, que abarca a jóvenes de entre 18 y 26 años, ha mostrado una vulnerabilidad particular, sufriendo casi la mitad (45%) de estos ataques. Las amenazas más comunes incluyen el smishing (43%), que utiliza mensajes de texto engañosos; el vishing (29%), que se basa en llamadas fraudulentas indiscriminadas; y, por supuesto, las páginas web fraudulentas que imitan a las legítimas (23%). En este contexto, hemos elaborado una guía con consejos para detectar virus en correos electrónicos.
Señales de advertencia a tener en cuenta
Existen patrones en los correos electrónicos que pueden alertarnos sobre posibles amenazas. Uno de los principales indicadores es el remitente. Los cibercriminales suelen falsificar direcciones de correo para que parezcan legítimas, pero es posible notar irregularidades en el dominio.
Por ejemplo, mientras que las empresas legítimas utilizan dominios propios, como @banco.com, las direcciones fraudulentas suelen contener errores sutiles o variaciones: @banco-sabadell-es.com o @vodafone-atencion-cliente.com. Si el remitente es desconocido o el dominio no corresponde a una fuente confiable, es fundamental proceder con precaución.
El asunto del correo también puede ofrecer pistas sobre las intenciones del remitente. Los atacantes frecuentemente utilizan líneas de asunto llamativas para provocar reacciones impulsivas, como “Tu cuenta ha sido bloqueada” o “¡Premio exclusivo para ti!”. Estas suelen incluir palabras que sugieren urgencia o alarma, con el fin de que el receptor actúe sin evaluar el riesgo.
Además, es común que estos correos contengan errores gramaticales o de formato. La mayoría de las empresas cuidan la presentación y el estilo de sus comunicaciones, mientras que los cibercriminales suelen cometer errores evidentes debido a traducciones automáticas o falta de supervisión.
Precauciones al descargar archivos adjuntos
Los enlaces y archivos adjuntos en los correos electrónicos son señales claras de posibles amenazas. Los atacantes a menudo ocultan el destino de sus enlaces utilizando servicios de acortamiento. Una práctica recomendable es pasar el cursor sobre el enlace antes de hacer clic para ver la URL completa y asegurarse de que no haya variaciones sospechosas.
En cuanto a los archivos adjuntos, es prudente no descargarlos sin antes verificar su origen, ya que son una de las vías más comunes para propagar virus. Incluso si provienen de un remitente conocido o aparentemente confiable, podrían ser intentos de suplantación con el fin de robar credenciales.
Antes de abrir cualquier archivo, verifica su tipo. Formatos como .zip o .rar, así como archivos ejecutables —por ejemplo, .exe, .dmg o .dll— son típicamente utilizados por atacantes para ocultar malware. Incluso documentos en formato .pdf pueden contener amenazas ocultas.