Calamarca, ubicado en el altiplano central de Bolivia a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, es un municipio del departamento de La Paz que resalta por su riqueza histórica y natural. Con una población de aproximadamente 15.279 habitantes, según el censo de 2024, alberga la iglesia de Calamarca, famosa por los Ángeles Arcabuceros, una serie de pinturas barrocas coloniales de gran valor artístico. El municipio también destaca por sus proyectos privados de agricultura sostenible en condiciones extremas, como el vivero El Surco, donde son cultivadas hortalizas orgánicas, evidenciando el ingenio y la adaptabilidad ante las adversidades del clima andino.
Uno de los mayores tesoros de Calamarca es su iglesia colonial, que resguarda una de las expresiones artísticas más emblemáticas de Hispanoamérica: los Ángeles Arcabuceros. Estas pinturas, obras anónimas del periodo barroco de los siglos XVI y XVII, representan ángeles con trajes militares y arcabuces, fusionando elementos religiosos y militares típicos del arte colonial andino. Las pinturas están organizadas en tres jerarquías, cada una simbolizando diferentes aspectos de la presencia divina: sabiduría, justicia y poder. La primera jerarquía muestra serafines y querubines, asociados con la sabiduría divina; la segunda incluye ángeles con cetros y coronas, que representan el gobierno celestial; y la tercera, vinculada a la creación, incluye a los arcángeles, protectores y guardianes entre Dios y la humanidad. Cada detalle de estas obras refleja la devoción y simbología de la época, haciendo de la iglesia un sitio imperdible para los interesados en la historia y el arte barroco.
En el ámbito agrícola, a más de 4.000 metros de altura, una familia ha desarrollado un proyecto que combina tradición y tecnología para superar los desafíos del clima extremo. Con más de 30 años de experiencia, implementaron sistemas de riego por goteo y nebulización en sus carpas de cultivo, lo que permite la producción sostenible de hortalizas frescas, como lechuga, espinaca, rábano y kale. El vivero El Surco es un ejemplo de adaptación en condiciones de altura, logrando una oferta constante de productos orgánicos altamente valorados en los mercados de La Paz por su frescura y calidad. Este proyecto promueve la agricultura sostenible, evita el uso de químicos y fortalece la conexión entre consumidores y tierra. Las visitas al vivero permiten conocer cómo funciona un sistema de producción agrícola en el altiplano y la importancia de la sostenibilidad en estas prácticas.
Otra iniciativa combina la producción agrícola con el cuidado de animales, ofreciendo una experiencia educativa de conexión con la naturaleza. Además de cultivar hortalizas como papa y cebolla con métodos de riego eficientes, esta familia cría cuyes, llamas, alpacas y ovejas. Estos animales representan tanto un recurso económico como una valiosa experiencia para los visitantes, especialmente los niños, que aprenden sobre el respeto y el cuidado de estos animales andinos. A través de actividades guiadas, los visitantes conocen el proceso de germinación de semillas, el manejo orgánico de plagas y el papel de los animales en la vida rural del altiplano. Esta interacción fomenta la conciencia ambiental y el respeto por las tradiciones locales.
Calamarca se presenta como un destino turístico emergente en el altiplano boliviano, donde el valor artístico de su iglesia y los Ángeles Arcabuceros se complementa con las prácticas agrícolas sostenibles del emprendimiento El Surco. Cada atractivo ofrece a los visitantes una oportunidad de conocer la herencia cultural, la creatividad artística y la resiliencia de sus habitantes. La preservación de estos espacios y tradiciones resulta esencial para fortalecer la identidad y el patrimonio del municipio, destacándolo como un referente cultural y ecológico en la región andina.
El autor es Docente de Pregrado UPEA, Profesional de Turismo y Relaciones Internacionales.
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