El dicho “mal de muchos, consuelo de tontos”, significa que la desgracia no es más llevadera cuando afecta a un número importante de personas, o si prefiere se dice en contra de quien intenta usar como consuelo el hecho de que haya muchas personas padeciendo el mismo problema. Esto viene al caso de lo que acontece en Bolivia, y en cada invierno, en la capital hindú, Nueva Delhi, que tiene más de 32 millones de habitantes. Allí la niebla impide la visibilidad a dos metros, ¿por qué? El interesante artículo que escribió en pasados días, Vikas Pandey, para la BBC de Londres, nos introduce en este problema que también lo vivimos aquí. “Venenoso y mortal”: el infierno de vivir en Delhi, una de las ciudades más contaminadas del mundo, dice.
El invierno ha llegado a Delhi y, con él, una sensación familiar de pesadumbre. El cielo aquí es gris y hay una espesa y visible capa de niebla o esmog contaminante. Si permaneces al aire libre durante más de unos minutos casi podrás sentir el sabor a ceniza. Y si intentas correr o incluso caminar a paso rápido en la calle, en cuestión de minutos te quedarás sin aliento. Los periódicos han vuelto a usar palabras como “tóxico”, “mortal” y “venenoso” en sus titulares. Muchas escuelas están cerradas y se aconseja a la gente que permanezca en casa, aunque aquellos cuyo sustento depende del trabajo al aire libre no pueden permitirse el lujo de hacerlo, añade Pandey.
El índice de calidad del aire en Delhi estuvo entre 1.200 y 1.500 el lunes y martes, según diferentes agencias de monitoreo. El límite aceptable es inferior a 100. Estos puntajes miden los niveles de partículas finas (llamadas PM 2,5 y PM 10) en el aire. Estas pequeñas partículas pueden ingresar a los pulmones y causar una serie de enfermedades. En redes sociales la gente expresa decepción y angustia por el hecho de que todo esté sucediendo de nuevo. Un problema que no se soluciona. Ya en 2017 había grabado un video de mi viaje en auto hasta la oficina, cuando el esmog había reducido la visibilidad a menos de 2 m. Este martes mi viaje al trabajo parecía aún peor. En la oficina de la BBC en Delhi hemos reportado sobre cada giro de esta historia en las últimas dos décadas. Hemos informado sobre cómo la contaminación está enfermando a las personas y reduciendo su esperanza de vida.
Y se dice mucho más en esa nota sobre esta dramática realidad, de la que su gobierno, autoridades, magistrados, etc., nada hacen para remediar el grave problema que les aqueja cada año, pese a que la contaminación en el año 2019 causó la muerte prematura de 2,3 millones de personas. ¿Cuál es su origen? Las fuentes son muchas. Una es la práctica de los agricultores de quemar restos de cosechas para limpiar sus campos y sembrar semillas para la próxima cosecha. El humo de los incendios agrícolas envuelve Delhi cada invierno y se instala a baja altura en la atmósfera cuando la velocidad del viento se reduce durante el invierno. Asimismo, las construcciones, emisiones de vehículos, y fábricas.
Si en ese país no hacen gran cosa contra esas quemas anuales, ¿aquí con mayor razón? Mal de muchos, consuelo de tontos. Debemos recapacitar con el fin de evitar los graves problemas de salud y otros contratiempos que también nos afectan desde hace años por los denominados “chaqueos”. No dejar de lado semejante situación debe ser premisa de toda autoridad gubernamental, sin distingo de ideologías y colores políticos.
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