La fabricación de vehículos eléctricos, el reemplazo de motores a gasolina por los que usan electricidad y el ensamblado de baterías de litio se abren paso en Cochabamba como respuesta a la escasez de gasolina, problema que permanecerá en adelante porque el país no tiene los dólares suficientes como para importar este combustible fósil ni capacidad de producción acorde a las necesidades del mercado interno.
La declinación de los campos gasíferos bolivianos, la conclusión de la exportación de gas natural a la Argentina, el mantenimiento de la sufrida subvención a la gasolina y el diésel en el mercado interno y el prácticamente fracaso de la importación de combustibles a cargo de privados, llevan al país a pensar en la aceleración del cambio de la matriz energética a combustibles renovables y más amigables con el ambiente.
En ese contexto, profesionales bolivianos, con acciones concretas, proponen soluciones que podrían amplificarse, si el Gobierno y los inversionistas privados les brindan más atención y apoyo.
En Cochabamba, el ingeniero Julio Zubieta, tras largos años de intentos, logró perfeccionar el reemplazo del motor a gasolina de una vieja «peta» (vehículo Volskwagen) por un kit eléctrico con baterías de litio; la empresa Quantum también fabrica motos y autos eléctricos, y el ingeniero Federico Yriberry, con un grupo de seis jóvenes ingenieros, ensamblan baterías de litio en celdas que importan desde China para lo cual que necesitan los escasos dólares.
Un problema que sufren tanto los fabricantes de vehículos eléctricos como los ensambladores de baterías es que no existen técnicos que conozcan del tema porque ninguna universidad del sistema boliviano y menos los institutos tienen este conocimiento.
Para el ex superintendente de Electricidad, Osvaldo Irusta, la transformación de vehículos de combustión interna a eléctricos es una oportunidad clave para Bolivia se libere de la dependencia de la importación de combustibles. Este cambio representa un paso fundamental hacia una independencia energética esencialmente en el transporte, reduciendo la vulnerabilidad económica del país.
La fabricación local de baterías y componentes, acompañada de la adaptación de tecnologías avanzadas, será fundamental para garantizar que Bolivia aproveche las innovaciones en la producción de baterías, evitando así la dependencia excesiva de tecnologías extranjeras, según Irusta, quien actualmente es consultor internacional del área eléctrica.
EL CONOCIMIENTO ES FUNDAMENTAL
En el mundo de los fabricantes de baterías de litio, el conocimiento (know how) es más caro que las instalaciones. Por ejemplo, una pequeña planta de baterías puede instalarse con 15 millones de dólares; mientras que el conocimiento de las mezclas de componentes para las baterías vale 500 millones de dólares, comenta el ingeniero Yriberry al ser consultado sobre las inversiones requeridas para esta industria que es liderada actualmente por gigantes industrias como LG, Panasonic, Hyundai, entre otras.