Hace poco, estudiantes de la Escuela Superior de Formación de Maestros “Simón Bolívar” de la ciudad de La Paz, en visita e intercambio de experiencias con sus pares de “Villa Aroma”; presentaron una obra teatral titulada: ¿Quién se llevó mi PEC?, muy llamativo y reflexivo para los directores de unidades educativas, ya que cuando los normalistas salen a sus Prácticas Educativas Comunitarias (PEC), encuentran una serie exigencias de la autoridad educativa, que nada tienen que ver con las prácticas didácticas.
Entonces, prestándome parte del título de la obra; este artículo de opinión lo he titulado interrogativamente: ¿Quién se llevó el Congreso Educativo?, haciendo referencia al análisis crítico de la recientemente concluido Congreso Plurinacional de la Educación, llevado a cabo en la ciudad de Tarija del 25 al 29 de noviembre de 2024, con asistencia de 720 congresales, organizados en 32 comisiones o mesas de debate.
El presidente Luis Arce Catacora, en acto inaugural propala una serie de aciertos y desaciertos alcanzados con la Ley 070 de la Educación “Avelino Siñani – Elizardo Pérez”, concreción de políticas educativas, recomendando a los congresales corregir errores cometidos en el pasado. Entre ellos, la posibilidad de ejercer mayor exigencia a los estudiantes por parte de los docentes en los procesos de aprendizaje de la lectura, escritura y razonamiento lógico matemático (mejoramiento de la calidad educativa).
Presumimos, ingenuamente, que de este cónclave iban a emerger decisiones educativas estructurales que, convertidas en políticas educativas de corto, mediano y largo plazo, beneficien al mejoramiento de la calidad de la educación boliviana. Sin embargo, parece que cinco días de debate no fueron suficientes, terminaron sólo en violencia y trifulca entre congresales sin propuestas claras, que, quizás imitando a los diputados del Órgano Legislativo, brindaron un espectáculo bochornoso a los niños y ciudadanía del país.
Hubo violencia verbal y agresiones físicas que despistaron la esencia del congreso: “Discusión y debate profundo para establecer políticas educativas, corrigiendo errores cometidos en el pasado”. Terminar un congreso de tal magnitud y significado sin conclusiones y recomendaciones finales, es una aberración imperdonable a los 720 congresales, especialmente al presídium del evento, que no tuvo la virtud de mediar e intermediar en las discusiones entre los maestros urbanos y rurales. Y creemos que éstos fueron solo para justificar su asistencia (politización).
Como acuerdos o logro congresal se puede mencionar intuitivamente solo tres aspectos: Asignación del presupuesto al sector educativo del 33% del Tesoro General del Estado, pago del Bono Juancito Pinto desde nivel inicial (niños de 4 y 5 años) y modificación de la malla curricular y carga horaria del Sistema Educativo. Aspectos que seguramente todavía requerirán discusiones largas entre dirigentes sindicales y gobernantes de turno, para posteriormente concretar, ejecutar y aplicar a la realidad educativa de los beneficiarios de Bolivia.
Finalmente, indicamos que, por estos antecedentes, hemos titulado este artículo de opinión como pregunta sugestiva, incluso se puede decir de forma jocosa: “¿Quién se llevó el Congreso Educativo?”. Como respuesta, sabemos que nadie ganó en los debates, peor aún, nadie hizo caso a las reflexiones y recomendaciones del señor presidente. En ese sentido, podemos concluir que el Congreso Plurinacional de la Educación, fue un absoluto fracaso, un saludo a la bandera que, desde un inicio, buscó a toda costa y encontró motivos para mantener la Ley 070 de la Educación, intacta e intocable por otros cinco años.
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