Las consecuencias del fallido intento del presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, de imponer la ley marcial en el país parece no tener fin. Tras la votación del Parlamento que anuló su decisión y las protestas, el primer mandatario dio marcha atrás y canceló su decisión.
Sin embargo, esta medida no calmó los ánimos, ya que el principal partido de la oposición pidió la dimisión del presidente y lo acusó de insurrección.