miércoles, diciembre 4, 2024
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Para una historia de gitanos en Bolivia

José E. Pradel B.

De la comunidad gitana, conocida también como romaní, su presencia ha sido poco estudiada y documentada. En este punto, a través de esta nota, damos a conocer cómo ingresaron a nuestro país en los inicios del Siglo XX.
El primer documento boliviano que describe a este pueblo migrante, es la obra de Avelino Aramayo titulada: “Informe sobre los asuntos de Bolivia en Europa” (1876), en el acápite que describe a España.
Luego el periódico ‘El Comercio’ publicado en La Paz, el 22 de marzo de 1901, detalló: “Desde antes de ayer pululan en la ciudad cuarenta y cinco gitanos, 30 hombres y 15 mujeres, que se han alojado en la plazuela de Caja del Agua. Parece que vienen desde el Brasil por Buenos Aires y la Quiaca, negociando en caballos para no tener que andar a pie y especulando en cuanto se les ocurre para poder subsistir a costa del prójimo”. Sin embargo, paralelamente también se registró su presencia en Colquechaca, Sucre y Cochabamba, urbes de las que fueron expulsados. Lamentablemente, como sucedió más de una vez, los gitanos también estuvieron marcados por el estereotipo tradicional que les atribuía la prensa de “robar niños”.
Días después dicho periódico anunciaba el desplazamiento del citado grupo al Perú y la detención de dos de sus integrantes: “…han quedado sólo dos de los gitanos, detenidos por un pleito que sustentan entre ellos ante nuestros tribunales”.
El 15 de septiembre de 1912, EL DIARIO, anunció el arribo de otro grupo: “Hemos visto recorrer las calles una partida de hombres y mujeres que son conocidos vulgarmente con el nombre de gitanos, induciéndose en las casas y molestando a los transeúntes…”.
Es necesario mencionar que la Ley de 27 de diciembre de 1926, prohibía su ingreso “Capítulo V, Art.- 12, c) Los gitanos y nómadas”. En ese sentido, muchos grupos, ingresaron posteriormente de manera clandestina. Uno de ellos fue registrado por la musicóloga uruguaya Mariana Berta en su obra: ‘Viaje a Bolivia: diario’ (2008), en febrero de 1975, en la estación de Villazón “…frente a nosotros…se había instalado un grupo de gitanos con sus enormes atados de ropa parecidos a montañas multicolores. También esperaban el tren. Las mujeres acuclilladas, los hombres yendo y viniendo, los niños jugando a tirarse desde las blandas montañas de ropa…”.
La presencia de la comunidad gitana en Bolivia, aunque breve y fragmentada, demuestra el choque de un pueblo itinerante y una sociedad marcada de prejuicios y políticas restrictivas. Los registros históricos citados reflejan no solo la curiosidad que despertaron en la población local, sino también los estigmas y exclusiones que enfrentaron, desde su expulsión de varias ciudades hasta la prohibición explícita a su ingreso en 1926.

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