Maximiliano Dávila Pérez, exjefe de la fuerza antidroga, durante el gobierno de Evo Morales, compareció ayer ante la justicia de Nueva York, donde fue acusado formalmente de dos cargos federales, narcotráfico y uso y posesión de armamento, luego de ser extraditado el jueves desde Bolivia.
El documento señala que Dávila usaba el alias de “Macho”. La acusación agrega en su parte inicial que el exjefe antidrogas de Bolivia cometió actividades al margen de la ley entre el 2019 y 2020, tanto en Bolivia como en Perú.
Los federales lo acusan de convertir a la Policía en una “máquina de tráfico de cocaína”, llegando incluso a ofrecer protección armada, empleando efectivos de la Policía y conspirar con redes a gran escala para traficar droga a Estados Unidos.
El primer cargo contra Dávila es por el delito de narcotráfico. En el documento se menciona que Dávila y otras personas “fabricarían, poseerían con intención de distribuir y distribuirían una sustancia controlada, con la intención, conocimiento y causa razonable para creer que dicha sustancia sería importada ilegalmente a los Estados Unidos”.
En el segundo cargo, Dávila está acusado de uso y portación de “armas automáticas y dispositivos destructivos”. De acuerdo con el documento, ese arsenal era usado como parte del apoyo al narcotráfico. Asimismo, en la parte final del documento, el Gran Jurado interpone alegaciones para realizar confiscaciones.
Por otro lado, según Unitel, el exembajador de Bolivia ante la OEA, Jaime Aparicio, consideró ayer que Estados Unidos da máxima importancia al caso de Maximiliano Dávila debido que se lo considera “una pieza importante” para entender la forma en la que se lleva a cabo el traslado transnacional de droga desde Bolivia.
“A este caso se le está dando la máxima importancia, no solo por lo que ha hecho sino es una pieza clave de información para ver cómo funcionan las redes del crimen transnacional a partir de Bolivia”, sostuvo Aparicio.