La investigación en Inteligencia Artificial (IA) lleva años en continuo crecimiento y no tiene visos de ralentizarse, aportando modelos más complejos, más grandes y de respuesta más rápida. Estos modelos se entrenan actualmente con miles de millones de unidades de datos, lo que los hace mucho más potentes que sus antecesores de no hace tantos años, lo que ha llevado a que en pocos años los modelos lingüísticos se hayan hecho mucho más potentes. Esta potencia tiene unos usos prácticamente ilimitados, lo que también incluye aplicaciones de ética cuestionable, dando lugar a vacíos legales y a reacciones extremas que llegan hasta la prohibición de su uso. Sin embargo, la innovación basada en tecnologías inteligentes está en un momento de total crecimiento, como reflejan los datos. Así en los últimos 10 años se han triplicado las nuevas empresas de IA.
Cabe reflexionar sobre el papel de la educación para preparar a las personas para un mundo en constante cambio en el que esta tecnología estará presente en trabajo, estudios, ocio, relaciones personales, etc. Por esto es importante que se comprenda cómo funciona la IA y los beneficios y riesgos de su uso. Son necesarios nuevos conocimientos, habilidades, competencias y valores en la era de la IA.
Hoy vemos tecnologías emergentes y su aplicación a la educación superior y la evolución de sus Learning Management Systems (LMS) hacia un Ecosistema Digital de Aprendizaje (EDA).
Implicaciones sociales de la IA: No se debe caer en la concepción incauta de que la tecnología es neutral y que todo depende de los seres humanos que la desarrollan y usan. La tecnología no es solo un medio para alcanzar un fin, también moldea ese fin. Por tanto, deben ser debatidos temas como la toma algorítmica de las decisiones, su capacidad de influencia y de manipulación, los sesgos, las discriminaciones injustas, la desigualdad, la vigilancia, las competencias técnicas, las burbujas de información, la exclusión, la sustitución de actividades realizadas por el ser humano y el transhumanismo en todas sus interrelaciones.
Tales aspectos son muy importantes en educación, pues afectan al comportamiento humano. Por ello, la educación debe preparar a las personas para enfrentarse a un mundo condicionado por la tecnología, adquiriendo la IA cada vez mayor peso.
Hace falta, por tanto, una visión sistemática, con un planteamiento integral, global y multicultural. En este sentido, la Unesco en 2021 hizo recomendaciones sobre la ética de la IA. Uno de los ámbitos de que aborda es la educación, recomendando, entre otras cosas, “impartir al público de todos los países, a todos los niveles, conocimientos adecuados en materia de IA, a fin de empoderar a la población y reducir las brechas digitales y las desigualdades en el acceso a la tecnología digital resultantes de la adopción a gran escala de sistemas de IA”.
IA, nueva realidad educativa
Rocío Condori Aruquipa
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