Viveza, es la prontitud o celeridad en las acciones, o agilidad en la ejecución, y también es definida como agudeza o perspicacia de ingenio, en el diccionario. Demás está decir que, en cualquier sitio, gente con ese atributo, es muy bien recibida en toda fuente laboral, pues de la misma se dice: “esta persona es muy viva, nos hace falta en tal o cual puesto”. Entendida así la palabra “viveza”, nos sirve para identificar a quien posee tal cualidad, que no deja de ser una especie de puerta de entrada para aspirar y alcanzar mejores oportunidades en todo campo laboral, y en la vida misma.
Sin embargo, también está presente la “viveza criolla”, definida de esta manera: “la expresión contempla y engloba una especial filosofía de vida de querer siempre obtener cualquier ventaja. En Argentina, Paraguay, Uruguay y otras naciones, copa todos los niveles socioeconómicos, priorizándose este aspecto sobre cuestiones éticas, morales y de principios”. La viveza criolla se caracteriza por falta de respeto para otros e indiferencia al bien común, principalmente en un marco de intereses individuales o familiares, a lo sumo. Se la entiende, por otra parte, como una notoria corrupción política y administrativa, y más o menos extendida en todas las instituciones de esas naciones, y bajo muy diversos aspectos. Entre otros, apropiación de fondos públicos por parte de funcionarios y jerarcas deshonestos, favoritismos de todo tipo, mala administración de recursos estatales, atender cuestiones personales y familiares desde los propios puestos de trabajo, etc. Ello incluye el soborno a las autoridades.
Asimismo, se puntualiza que es la actitud de una persona que busca aprovecharse de una circunstancia, en particular contraviniendo los principios éticos y las buenas costumbres con la finalidad de lograr sus censurables fines. También se la califica de “picardía para obtener provecho sin ningún esfuerzo, a expensas de los demás”, y es un cáncer social que nos frena.
Ahora bien, existen numerosos ejemplos de “viveza criolla” en Bolivia, y ocupan virtualmente todos los ámbitos de nuestra sociedad. En la pelea, supuesta o no, de las dos facciones del partido en función de gobierno, vanamente unos dicen ser seguidores fieles de tal, y otros de cual. Pero llegado el momento, se establece que ambos tienen hijos, parientes, amigos, que trabajan en la administración pública en diferentes puestos, sean de niveles altos, medios o inferiores, mientras sus padres figuran como opositores o del lado contrario al gobierno. Esa es “viveza criolla”, ya que así quién puede creer que de veras están peleados o son enemigos a muerte.
Y claro que existe mucho más de ese proceder, como alguna gente que se dedica a comprar productos de la canasta familiar de los almacenes de EMAPA, para luego venderlos con precios mayores, o sacarlos de contrabando. Otro caso similar es el de las garrafas de GLP que acopian, para sacarlas de contrabando por las fronteras y lo propio en el caso de combustible, o los “maestros del volante” que llenaban “full” sus tanques para ir a vaciarlos en turriles y volver a la gasolinera para cargar. Los casos de “viveza criolla” son inagotables, y no deja ser de un “cáncer social”. Claro que se necesita conciencia para evitar aquello. ¿Podrá ser así?
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