Los indicadores muestran que la economía se viene desacelerando desde el 2022, y los economistas apuntan a una estanflación, mientras el Gobierno acepta que se registra una contracción, pero descarta una recesión.
«En cualquier momento puede desatarse la inflación en países desarrollados, lo que tiene una consecuencia para nosotros», afirmó el presidente del Estado, Luis Arce Catacora, sobre la inflación y economía internacional, en un encuentro con periodista el día de ayer.
Pese a los desafíos, la economía boliviana logró crecer, sostuvo el mandatario. “No estamos en recesión, pese a no contar con uno de los dos motores de crecimiento, enfrentar problemas políticos y una difícil coyuntura internacional. Estamos creciendo y con una inflación moderada”.
Arce reconoció las dificultades enfrentadas, como el bloqueo económico en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), el impacto de conflictos políticos y la crisis internacional. Sin embargo, enfatizó que las medidas asumidas permitieron preservar empleos y mantener la producción y mantener una estabilidad moderada, en comparación con otros países de América Latina.
La perspectiva de restablecer la estabilidad económica el próximo año se asienta en los mecanismos e incentivos previstos en el Presupuesto General del Estado (PGE) 2025, por un lado, y la puesta en marcha de plantas industriales para sustituir importaciones, ahorrar divisas y garantizar el abastecimiento interno. Además, el presidente aseguró que las decisiones económicas no estarán condicionadas por el contexto electoral.
“Cuando la población no encuentra dólares, reclama el gobierno nacional, pero yo tengo que pagar la deuda, tengo que cuidar la imagen del país” subrayó. El pago de la deuda no se compensa con nuevos desembolsos, en consecuencia, hay menos inversión pública, y hay menos dólares en la economía”.
El otro gran problema identificado por Arce es el agotamiento de los campos de gas y el desabastecimiento interno de diésel y gasolina, debido a que no se “cuidó la nacionalización” y no se invirtió en explorar nuevos campos, lo que llevó a depender cada vez más de las importaciones de ambos combustibles.
Sin embargo, para contrarrestar este desequilibrio, el gobierno volvió a invertir en exploración, que garantizan la producción de hidrocarburos a partir del 2025-2026. Algunos pozos pequeños empezarán a producir en 2025 y otros, como Mayaya X1, a partir del 2026.
El Gobierno también continuó con el proceso de industrialización, con sustitución de importaciones, y la diversificación de la economía, que darán una solución estructural a algunos de los problemas que se manifestaron en 2024.