Después de una vida poco menos que placentera, en plena libertad, hoy Evo Morales se encuentra prisionero de sí mismo en su hacienda del Chapare, sin poder salir a dar un paseo. Es custodiado por su servicio de seguridad, que tiene puesta la vista en la seguridad de su protegido.
Había nacido en una remota comunidad a más de cuatro mil metros de altura, en medio de la pobreza campesina. De niño fue llevado a Argentina por su padre, que se dedicaba a cortar caña. Apenas tuvo tiempo para dedicarse a la escuela primaria y de allí retornar a Bolivia, donde hizo su servicio militar. Después de ser parte de una banda de músicos, se dedicó a cultivar coca en el Chapare, donde se hizo dirigente de los cocaleros y pasó a ser jefe político del MAS, hasta llegar a ser presidente de Bolivia.
En ese puesto disfrutó del poder más de quince años, imponiendo su carácter despótico, viajando en avión alrededor del país y del mundo, amenazando con convertirse en presidente vitalicio del Estado Plurinacional, al cual impuso su propia Constitución Política. Entretanto, su política económica y social llevó a Bolivia a un estado Calamitoso, pese a haber tenido el país los más grandes ingresos de su historia por la venta de gas, principalmente. Pero no hay dicha que dure cien años y, víctima de sus desaciertos, el poderoso autócrata cayó en desgracia, debido a sus errores, prepotencia y por aplicar medidas de derecha, lo que jamás reconoció.
En efecto, empezó a perder apoyo general, fue acusado de corrupción, desorden político, abusos, desconocimiento a la Constitución Política que dictó y hasta de delitos, como pedofilia, abusos a mujeres menores de edad, lo cual le abrió el camino para que sea perseguido por la justicia, que ya no la pudo manejar en el llano.
Al presente, medida que aplica Evo Morales, se vuelve contra su cabeza y todo lo que hizo equivale a cavar su propia tumba. Vive escapando por el Chapare, ha sido abandonado por muchos de sus socios y amigos. Es más, está prisionero de sí mismo, pues, no tiene salida del Chapare a ningún otro lugar del país. Vive rodeado de varios círculos de agentes de seguridad. Vive a salto de mata, no duerme y, como el diablo, predica virtudes y quiere volver a sus días de gloria durante su pasantía.
Entre tanto, han sido escritas unas veinte biografías elogiosas, fue declarado Doctor honoris causa en universidades de América Latina, se ha fotografiado con Vladimir Putin, Fidel Castro, Hugo Chávez, Lula da Silva y otros. Sin embargo, no es posible tener poder eternamente.
Evo Morales quedó prisionero de sí mismo
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