Dos ataques letales ocurridos en Año Nuevo han encendido alarmas sobre el extremismo en las fuerzas armadas de Estados Unidos. Shamsud-Din Jabbar, un veterano del ejército, estrelló un camión contra una multitud en Nueva Orleans, dejando 14 muertos. En Las Vegas, Matthew Livelsberger, un boina verde en servicio activo, detonó un Tesla Cybertruck frente al International Trump Hotel. Ambos sospechosos tenían antecedentes militares, lo que subraya la preocupación sobre el impacto del radicalismo entre veteranos y tropas activas.
El Consorcio Nacional para el Estudio del Terrorismo y las Respuestas al Terrorismo (START) reveló que 721 personas con antecedentes militares cometieron actos extremistas en EE.UU. entre 1990 y 2024. Expertos advierten que el entrenamiento militar amplifica la capacidad letal de quienes adoptan creencias radicales, mientras que las autoridades enfrentan desafíos crecientes para identificar y abordar este problema. Estos incidentes destacan la urgencia de reforzar los controles en las filas castrenses para prevenir futuras tragedias.