No. El titular no contiene un error tipográfico ni de número. Me refiero, precisamente, a 2025, al año recién iniciado que, pese a esa condición, yo lo considero perdido.
Comienzo a justificarme con el rótulo que llevará este año, “bicentenario”, debido a que el 6 de Agosto conmemoraremos los 200 años de nuestra declaración de independencia. Si nos preguntamos cuánto se ha avanzado para festejar esa fecha como lo que es, una efeméride nacional, la respuesta es nada… o casi nada.
En 1925, cuando celebramos el centenario, el entonces presidente, Bautista Saavedra, inauguró obras de tres tipos: nacionales, regionales y de reivindicación.
La obra nacional por excelencia fue el Lloyd Aéreo Boliviano (LAB). En un tiempo en el que la aeronavegación comercial todavía estaba en pañales, especialmente en Sudamérica, Saavedra se atrevió a arrancar, aunque sea con un avión, un Junkers-F13, en la ruta Cochabamba-Santa Cruz con la intención de que, con el tiempo, se abarque a todo el territorio nacional. El LAB no solo fue la aerolínea bandera de Bolivia sino un orgullo nacional, puesto que fue la segunda más antigua de su tipo en el mundo hasta que cerró, en 2010, como corolario de un proceso que no ha quedado del todo claro, para ser reemplazado por una aerolínea a la que se considera vinculada indirectamente con intereses de gente vinculada al MAS.
Las obras regionales fueron las que se realizaron en cada una de las entonces ocho capitales de Departamentos de Bolivia, aunque se puso particular énfasis en los alcantarillados, que eran prácticamente inexistentes en ese tiempo.
Finalmente, la obra de reivindicación histórica fue el ferrocarril Potosí-Sucre, debido a que el gobierno del centenario entendió que esas dos ciudades son la base histórica nacional: la capital, por haber sido el lugar donde nació nuestro país, y Potosí, porque su plata permitió el surgimiento de lo que hoy es Bolivia y financió la Guerra de la Independencia.
No todas las obras se inauguraron a tiempo y algunas, como ese tramo del ferrocarril, tuvieron que esperar algunos años más, pero todas se iniciaron con anticipación. Estamos comenzando 2025 y cabe preguntarse ¿qué obras de magnitud nacional ya están en plena ejecución con el fin de ser entregadas en agosto?
Aproximadamente en 1915, un grupo de investigadores comenzó a trabajar en la elaboración de una gran monografía nacional. Diez años después, ya con otro gobierno, se pagó el costo de la impresión de una obra monumental titulada “Bolivia en el primer centenario de su independencia”, con tapa dura y más de 1.100 páginas en papel cuché, que hoy es difícil de conseguir y constituye un valioso material de consulta en bibliotecas. Para este bicentenario, se ha convocado a un concurso de historia, cuyas bases están claramente influenciadas por la ideología del MAS. El resultado, entonces, será un trabajo político, no histórico.
El bicentenario, entonces, ya está perdido, y si a eso sumamos la confrontación política que habrá con motivo de las elecciones nacionales, entonces tendremos un panorama todavía más negro. Ojalá que las cosas no empeoren con postergaciones y prórrogas.
El autor es Premio Nacional en Historia del Periodismo.