Se entiende por semiótica el estudio de los signos de las enfermedades en medicina. Este término ha sido utilizado por el filósofo (como se identifica) Fernando Buen Abad, que publicó en el periódico mexicano La Jornada, un artículo titulado: “Semiótica de una verdad mercantil en tiempos de Navidad”, en el que hace relación a que, esta fiesta cristiana, es ahora una expresión del capitalismo. La Navidad es la fecha en que recuerda el nacimiento de Jesucristo, considerado parte de la trinidad divina en la religión cristiana (El Hijo de Dios), fiesta que se ha extendido por casi todo el mundo como una fiesta de encuentro familiar.
El autor de la nota periodística que comentamos, se refiere a que esta celebración social religiosa, se ha convertido o la han convertido en un evento mercantilista. Y la señala como: “una actividad dinámica capitalista que transformó la celebración popular en fenómeno mercantil”. Prosigue: “los monopolios de publicidad desatan orgías de consumismo (…) con campañas segmentadas y manipuladas para convencer al público cautivo de que el consumo es una forma amorosa (…)”.
Si bien es cierto en buena medida que esta celebración religiosa cristiana, con el tiempo se ha tornado en una gran actividad económica-comercial, pues se oferta y pone a disposición de la gente una gran cantidad de productos, para que sean adquiridos y regalados a los parientes y amigos y para los mismos compradores, ha sido el mismo Estado que determinó se pague un salario extraordinario a los empleados y trabajadores, mediante normas legales de cumplimiento obligatorio, precisamente para que sean dispuestos en las fiestas de Navidad.
El ser humano es un “animal de costumbres”, que por ser repetidas en el tiempo se hacen leyes, como el caso del aguinaldo navideño. Es que el individuo en familia y sociedad, demanda atención y afecto, que es parte de su formación social para la vida, en consecuencia, la Navidad se ha convertido, precisamente en una fiesta de encuentro familiar. Por ello en el mundo se desplazan, de un país a otro, millones de individuos, para pasar la navidad con sus seres queridos y, adicionalmente, recibir y entregar un presente.
La Navidad es también un tiempo de reflexión sobre las enseñanzas de Cristo, como fundamento de su doctrina: “el amor al prójimo”. Por ello en las pasadas dos guerras mundiales del pasado siglo, entre los países beligerantes, se dispuso una tregua en los combates, por Navidad, es decir, dejémonos de matar en este día, y en gobiernos democráticos, se suele dictar amnistía por esta fecha. Es también un tiempo en el que solemos dejar de lado los rencores y resentimientos, que poco contribuyen al bienestar del individuo.
Lo que sucede es que algunos individuos formados en la escuela del socialismo marxista, persisten en sus posturas anti capitalistas, que históricamente han fracaso en el mundo y las que quedan son una muestra en el museo histórico de la humanidad. El mercantilismo es una etapa en la historia de las doctrinas económicas, que nada tiene que ver con el “comercio” como el intercambio de bienes y servicios entre los individuos, desde los tiempos en que el individuo se convirtió en productor e intercambiaba sus productos con otros que necesitaba.
El comercio es una de las bases fundamentales de la economía, de tal manera que pueblos enteros se destacaron a esta actividad, como los fenicios y otros, y hoy el comercio nacional e internacional, es una camino de progreso y desarrollo, de tal manera, que es materia de estudio universitario, habiéndose desarrollado una especialización que el “marketing”, entendida como las técnicas para ofrecer productos, pues se produce para colocar los productos en el mercado, como parte del circuito económico, de producir, vender, obtener ganancia, y volver a producir.
No cabe duda que en las sociedades de alto consumo, la oferta de productos es también diversa, pero en una economía de mercado o abierta, la producción y comercialización es libre, pues una persona invierte su capital, sus conocimientos y trabajo, para ofertar algo al mercado, con la finalidad de obtener rédito. Distinta del sistema colectivista de la supuesta igualdad, en la que todos los niños reciben el mismo regalo, cuando hay, y en regímenes socialista-comunistas totalitarios, no hay Navidad, sino se festeja alguna fecha de recordación partidaria.
No es aconsejable ir contra las costumbres que se han hecho historia, más aún, cuando en las sociedades libres, una persona en ejercicio de su libertad, puede adquirir o no adquirir un producto en Navidad o cuando lo necesite, lo importante es tener los recursos, que nos permitan las adquisiciones que queremos. Ahora bien, como lo anotamos en una nota anterior, en nuestro país en estas Navidades, la burocracia estatal percibió elevados montos de aguinaldo más salario, mientras la mayoría nada percibió o casi nada. El mal no es el capitalismo, sino la necesidad de construir una sociedad más justa y solidaria.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.