Será un año marcado por diferentes catástrofes, tanto en Bolivia como en el mundo. No es necesario ser economista para saber, que se vienen 6 meses muy complicados y complejos en materia económica. Somos una nación que para sobrevivir y evolucionar pasa por explosiones periódicas, por cambios abruptos y a menudo profundos dentro de las elites políticas. Será un año marcado por muchas sorpresas, componendas, traiciones y decepciones. Como en el pasado, la historia boliviana requiere una vez más de jefes o caudillos que la salven de falsos salvadores, que no son otra cosa que vividores de la política, que se niegan a desaparecer. Bolivia tendrá que pasar por este momento karmático, para aprender muchas lecciones.
Muy bien, señores políticos tradicionales, quieren ir ustedes a elecciones presidenciales, pues vayan, pero tengan presente que, si ustedes en estas elecciones mueren políticamente, ¡Bolivia vivirá! Por culpa de ustedes, políticos tradicionales, hoy nuestra nación está vencida, postrada. Si ustedes mueren políticamente en estas elecciones nada seguras, Bolivia revivirá. El honor de nuestra patria será restaurado y ganará para ella un lugar, como ejemplo entre las naciones del continente. He llegado a la conclusión de que la política es un asunto demasiado serio, para dejarlo en manos de políticos tradicionales fracasados, mezquinos y soberbios, que solo velan por sus intereses particulares, antes que pensar en el interés de todos los bolivianos.
Si el exmandatario y el MAS, continúan siendo el único gobierno de Bolivia, con fraudes y escándalos de abuso de poder y corrupción, seguiremos siendo un país vencido, deshonrado, aniquilado económicamente, dominado por intereses ajenos a nuestra realidad. Seremos como un títere y satélite de las superpotencias de oriente y occidente, sin un lugar realmente digno en el escenario internacional. Nuestra patria está inmersa en el caos civil, donde no hay estabilidad política ni económica. El gobierno de Arce naufraga por falta de sentido de dirección. Todo es una lección permanente para los que gobiernan hoy y para los que mandarán mañana. Pero algo es cierto, la desorganización burocrática y la corrupción descarada que ha creado el MAS, dejan una nación que parece una cáscara de huevo, con una yema podrida por dentro. Esa es la marca que ha dejado el MAS en Bolivia.
Este régimen masista fue incapaz de tomar decisiones coherentes, por eso está enfrentado al desconcierto y descontento de millones de ciudadanos que miran pasivamente la desintegración de un gobierno, por el hecho de que las instituciones de nuestro país son incapaces por el momento de funcionar y tomar acciones en contra del exmandatario, quien frente al abanico de pruebas e investigaciones sigue libre y campante en el Chapare. Por eso el Poder del Estado se desvanece con la anarquía y la traición. Todo parece ser vicio y traición en Bolivia, todo por culpa del MAS.
El futuro político de Bolivia, solo puede ser decidido en libertad y sin coerciones, las ambiciones políticas pueden crecer muy velozmente. Intransigencia y obstrucción son las armas básicas que utiliza la mafia política de oficialismo y oposición. Ante esta situación, el único curso de acción que puede salvar a Bolivia, es que sus leales hijos se unan. Tratemos de evitar una confrontación entre los líderes relativamente nuevos de la oposición, comprendiendo que el choque y la campaña sucia a nada lleva y que, en atención al futuro, cada uno tiene mucho que ganar trabajando junto al otro. Busquemos una solución de sentido común y de principios dentro de la oposición. La falta de confianza es la raíz del problema en política.
En esta atmosfera, crecientemente rencorosa, de continua crisis nacional y caos, junto con luchas internas por el poder dentro de los partidos políticos de oposición, alguien o una facción patriota, tiene que tomar el control de la situación. En estas elecciones, nosotros como pueblo, debemos estar preparados, la sentencia es simple: la población no quiere política, quiere soluciones reales y tangibles. Más del 80 % de la población boliviana no vive de la política, vive de su esfuerzo, de su sacrificio, solo quiere condiciones para progresar en un ambiente seguro y tranquilo. La República, nunca ha dejado de existir, lo Plurinacional es y sigue siendo nulo y vacío, por eso quien comprenda esta verdad, debe hacer participar a los opositores reales en una unión nacional y poder atemperar así sus exigencias de poder. Si bien todos pueden ser candidatos, solo uno será el presidente.
Pero como está la situación política del país, hasta las elecciones generales están en riesgo de ejecutarse o de ser robadas por medio de un fraude electoral masivo y continuo, perpetrado por el régimen de turno. Los políticos tradicionales que están en plena campaña ambicionan mucho más que las reformas o ajustes económicos necesarios para el país, el poder. Necesitamos estabilidad y cambio de la política económica, los gobiernos llegarán y se irán, pero la maquinaria de planeación a largo plazo, con una visión de país a largo plazo, este modelo moderno se beneficiará curiosamente de los trastornos políticos que ocurran fuera de su bastión o eje económico central. Los bolivianos debemos tener demasiada conciencia histórica, debemos estar demasiado inmersos en el proceso de cambio político, para que nuestros actos sean los de un patriota y los actos del futuro gobernante las de un Estadista. Nos falta el Estadista, ese meteoro político que aparece una vez cada 100 años.
Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.