Con notable optimismo, el presidente Luis Arce dijo que, su gobierno “ha devuelto la estabilidad al país” y que “seguiremos dando estabilidad económica a los bolivianos”. En declaraciones emitidas en Santa Cruz hace pocos días, dio a conocer que, según el INE, la inflación acumulada de 2024 llegó a 9.97%, que el gobierno que preside ha previsto en el Presupuesto General del Estado un crecimiento del 3,51 por ciento y una tasa de inflación del 7,5 por ciento.
Es natural que el presidente del Estado Plurinacional se pronuncie en ese sentido sobre su gestión y trate de mostrar algunos éxitos económicos en los últimos meses que le quedan en poder. Como se dice, “cada panadero alaba su pan”. Pero esos datos sobre la inflación son motivo de críticas por expertos en la materia. Y esas referencias económicas resultan tan pequeñas en medio de un mar tempestuoso de problemas de mayor cuantía, que no causan algún aprecio colectivo. Es más, tales apreciaciones resultan insignificantes, cuando los indicadores oficiales y extraoficiales muestran cifras espeluznantes sobre la situación económica y social del país, mostrando que la crisis es terminal, lo que se comprueba por datos estadísticos con base en la realidad.
Por ello cabe preguntar: ¿Cuál fue el destino de 47 mil millones de dólares que percibió el Estado Plurinacional durante los años 2010 a 2019, como producto de las exportaciones de hidrocarburos? Esa gran pregunta no tiene respuesta y sería un enigma capital que se necesita esclarecer para resolver la escasez de divisas y el “corralito” financiero al que está sometida la población que no puede retirar sus ahorros en dólares.
Aparte de ese problema, ahora se encuentra otra serie de asuntos de profunda preocupación, como la abrupta caída de las exportaciones en 2024, la cual llegó nada menos que a 3 mil millones de dólares. Ese problema obliga también a preguntar al decadente Estado Plurinacional: ¿Por qué ha caído la capacidad de producción para exportación y es menor la entrada de divisas para que sobreviva el gobierno? La lista de esos problemas es interminable. Una de ellas es la escasez de alimentos, en grande porcentaje, lo que obliga a al régimen a hacer importaciones y apoyar al contrabando para cubrir el déficit de productos alimenticios para la población.
Ni qué decir sobre la caída de las Reservas Internacionales Netas (RIN) que, de 15 mil millones de dólares, hace diez años, ha bajado a menos de 2 mil millones de dólares. Así como la nueva subida de la deuda externa, a 13 mil millones de dólares y a 17 mil la deuda externa, lo que suma un total de 30 mil millones de dólares.
Finalmente, hay que observar que esos y otros grandes problemas deben ser los que preocupen al presidente y, a la vez, que los explique con valentía, en vez de ocultarlos y preferir mencionar la baja de un punto o dos en la inflación. Una forma pragmática de gobernar es atender primero lo mínimo e ignorar lo máximo.
Gobierno de las cosas mínimas y no máximas
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