Otro hecho que preocupa a la mayoría de la población, tiene que ver con la crisis económica, cuyos síntomas más visibles son el déficit fiscal, la disminución de las Reservas Internacionales Netas (RIN), el corralito financiero que impide que ahorristas en dólares puedan recuperarlos cuando deseen, el encarecimiento de productos básicos, la pérdida de valor adquisitivo de la moneda nacional, la escasez de dólares y combustibles, entre otros.
Por ello es necesario recordar que la crisis actual se debe al derroche de gran cantidad de dinero recibido entre 2007 y 2014, cuando por la venta de gas al Brasil y la Argentina, así como otras materias primas, hubo un periodo de bonanza económica. Pero el gobierno de Evo Morales, en vez de administrar tan grande cantidad de recursos económicos con precaución y destinándolo a verdaderas obras de beneficio general, más bien se dedicó a favorecer a sus seguidores. En consecuencia, aparecieron obras cuestionables, como canchitas de césped por doquier, hospitales inconclusos, edificaciones al calor del momento y que hoy están en deterioro y hasta un museo para halagar al líder cocalero.
Sin embargo, los descubrimientos de grandes yacimientos de gas y la instalación de gasoductos habían sido obras de gobiernos anteriores, calificados con menosprecio como neoliberales, por el masismo. Por otra parte, el MAS procedió a “nacionalizar” la producción de gas, pero en realidad se trató de una readecuación de contratos con las petroleras, las cuales, dejaron de hacer nuevas exploraciones para reponer los pozos de gas que era sobreexplotados. En síntesis, los neoliberales dejaron reservas de gas y gasoductos. Cabe añadir que, para la exportación de gas, fue muy importante la Ley de Hidrocarburos N° 3.058, promulgada en mayo de 2005 por Hormando Vaca Diez.
Por tales factores, internos y externos, se multiplicaron los ingresos económicos del Estado, pues las exportaciones bolivianas se cuadruplicaron, el PIB llegó a 35.000 millones de dólares. Las RIN aumentaron a 15.000 millones de dólares. Por ello la inversión pública, debido al IDH pasó de 600 millones de dólares a aproximadamente 4.000 millones, en 2014.
Según expertos, durante esa época de bonanza, el régimen masista habría manejado casi 100.000 millones de dólares, los cuales sirvieron para obras aparatosas, como el satélite Túpac Katari, teleféricos, bonos sociales, plantas procesadoras de gas y líquidos, carreteras y empresas estatales, muchas de las cuales resultaron deficitarias y copadas por adeptos al masismo.
Hoy, después del derroche de tan enorme cantidad de dinero, durante los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, el país se encuentra agobiado por la crisis económica, pendiente de la aprobación de créditos externos, lo que implica mayor endeudamiento del país. Pero no falta la demagogia y la propaganda oficialista sobre proyectos grandilocuentes, con los cuales se industrializaría al país, olvidando que muchos emprendimientos estatales fracasaron.
Impune derroche en tiempo de bonanza
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