Según el diccionario de la Real Academia Española, “nada” significa: inexistencia total o carencia absoluta de todo, sensación de vacío, situación o estado de carencia absoluta. En ese marco, podríamos entender que el arte de hacer nada es la capacidad que tiene una persona de preocuparse por nada.
En la diplomacia de los pueblos, el arte de hacer nada consiste en la habilidad que han desarrollado las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia para disfrutar de los placeres del ámbito diplomático, viajes, alfombra roja, cócteles, cenas, vehículos con custodia y destelladores, etcétera, sin preocuparse por las obligaciones y responsabilidades asignadas por ley.
Cabe recordar que, el deber primordial de un Canciller es mantener vigente y sana la relación de un Estado con el sistema internacional, profundizar las relaciones multilaterales; y asegurarse primero, ante todo y por, sobre todo, la defensa de los intereses nacionales.
Un ejemplo por demás ilustrativo, deshonroso y desgarrador del arte de la diplomacia de los pueblos de hacer nada, es lo que ocurre en el relacionamiento bilateral entre Bolivia y Chile.
Recientemente, fue suscrito un acuerdo migratorio, que según criterio del excanciller Ronald MacLean, con el que concuerdo plenamente, abdica principios de convivencia diplomática, asumiendo compromisos ambiguos que resultan en vergüenza y humillación para Bolivia. Otro acuerdo, es el referente al contrabando, que no soluciona el ingreso ilegal de mercadería proveniente de la Zona Franca de Iquique y únicamente beneficia a Chile en la restitución de vehículos robados.
No pasó ni dos semanas y por enésima vez, militares bolivianos fueron detenidos por carabineros de Chile, trasladados a una comisaría, interrogados, su armamento incautado, puestos a disposición de la fiscalía y de autoridad judicial penal. Con tanto armamento incautado a militares bolivianos y no devuelto, ya equiparon uno o dos pelotones.
Esta vez, a diferencia de otros casos, no fueron sometidos a juicio, ni obligados a declararse culpables para ser devueltos. Eso no ocurrió ahora, intuyo, porque falta la suscripción de un protocolo adicional sobre el tema migratorio; sin él, el acuerdo no es ejecutable, y las autoridades chilenas no quieren entorpecer su suscripción.
¿Qué se debería hacer en estos incidentes fronterizos? La respuesta es ¡cooperación!, un principio fundamental del relacionamiento entre Estados contenido en la Carta de las Naciones Unidas. Como el control fronterizo y la lucha contra los delitos transnacionales, es una constante en las fronteras, los Estados que tienen una actitud cooperativa y de verdadera vocación de solución de problemas comunes, han suscrito Acuerdos de solución de incidentes de cooperación fronteriza, que dan certeza jurídica a los funcionarios militares o policiales, que no serán tratados como delincuentes comunes, cuanto ocurre un incidente.
Este tipo de acuerdos son esenciales en regiones donde las fronteras son sensibles o conflictivas, ya que, en el marco del respeto a la soberanía de los Estados y los derechos humanos, permite solucionar incidentes fronterizos, como incursiones o disparos accidentales, arrestos u otros eventos, previniendo que el incidente no llegue a mayores y afecte el relacionamiento bilateral.
Para ello, se establecen protocolos de manejo y actuación frente a incidentes, con mecanismos como: canales de comunicación directa entre las autoridades de ambos países para informar y discutir el incidente, realizar investigaciones conjuntas y buscar una resolución.
En resumen, un acuerdo para la solución de incidentes fronterizos no solo es un mecanismo de emergencia, sino también una herramienta estratégica para construir confianza, reducir tensiones, mantener la paz y fomentar el desarrollo en las zonas limítrofes. Su éxito depende de voluntad política, claridad de sus términos y disposición en la implementación y ejecución
En 2017, dado que la Cancillería estaba dedicada al arte de no hacer nada, fue algún avispado funcionario del Ministerio de Defensa quien elaboró un proyecto de protocolo para incidentes fronterizos entre el Estado Plurinacional de Bolivia y la República de Chile.
El proyecto fue presentado durante la XIII Reunión del Comité de Fronteras. Chile asumió el compromiso de analizar el documento en detalle y realizar consultas con los organismos técnicos competentes. Así consta en el acta de la reunión.
Desde entonces, ¿qué ocurrió? ¡Nada! Ni la Cancillería, ni el Ministerio de Defensa impulsaron el proyecto de Acuerdo, duerme el sueño de los justos, en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, junto a los baladíes discursos pronunciados por las altas autoridades, asistentes a cuanta conferencia internacional aparezca; para recitar con sentimiento ideológico, que el capitalismo es el culpable de todos los males que padece la humanidad y que se levante el bloqueo a Cuba.
¡Basta ya del arte de hacer nada! El ocio cansa más que el trabajo. Trabajen, que para eso se les paga.
El autor es diplomático de carrera.