Mientras el Gobierno proyecta un crecimiento de 3,51% para la presente gestión, el Banco Mundial (BM), en edición del informe Perspectivas económicas mundiales de 2025, ratifica su estimación para Bolivia de 1,5% y la cifra se repite para el próximo año. Como se recordará el dato oficial baja en comparación del 2023, donde se fijó un 3,71, pero esperan que el porcentaje pase el 2%.
Bolivia desde el 2022 bajó su crecimiento, a pesar de que el 2021 alcanzó una cifra de 6,11% del Producto Interno Bruto (PIB), un año después, 2022 registró un poco más de 3% y el 2023 también repitió la misma cifra, pero en 2024, la caída es más.
El Gobierno atribuye el crecimiento bajo a los conflictos regionales y sociales que se registraron en el país, así como por la falta de aprobación de créditos internacionales en la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), que frenan la inversión pública, según las autoridades nacionales.
Sin embargo, economistas como Fernando Romero, presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, indica que los créditos también servirán para el pago de gasto corriente, como la importación de combustibles y también la deuda externa.
El Gobierno busca pagar deuda con deuda, apuntó a tiempo de señalar que el problema de la falta de liquidez y solvencia radica en el déficit fiscal, debido al gasto insulso que realiza el Gobierno en las empresas públicas, así como por el crecimiento del aparato estatal.
Bolivia cerró con una inflación de casi 10% el 2024 y para la presente gestión la estimación oficial sube a 7,5% de 3,6% proyectado en 2024. Los alimentos casi llegaron al 15% y los bienes por encima del 10%.
El déficit fiscal se espera que llegue a 11%, similar al 2023, o tal vez mayor, a pesar de que se proyectó un 9%, aproximadamente, y para este 2025 se estima que sea -9,2%; mientras que la inversión pública también sufrió un recorte para la presente gestión en casi 50 millones de dólares, de 4.076 millones a 4.024 millones.
Informe
Las economías en desarrollo, que generan el 60% del crecimiento mundial, terminarán el primer cuarto del siglo XXI con las perspectivas de crecimiento a largo plazo más desalentadoras desde el año 2000, según la última edición del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial.
Aun cuando la economía mundial se estabilice en los próximos dos años, se proyecta que las economías en desarrollo progresarán más lentamente para alcanzar los niveles de ingreso de las economías avanzadas.
Se prevé que la economía mundial se expandirá un 2,7% tanto en 2025 como en 2026, el mismo ritmo que en 2024, a medida que la inflación y las tasas de interés desciendan gradualmente. También se espera que el crecimiento de las economías en desarrollo se mantenga estable en alrededor del 4% durante los próximos dos años. No obstante, este desempeño sería más débil que antes de la pandemia e insuficiente para promover los avances necesarios que permitan aliviar la pobreza y alcanzar los objetivos de desarrollo más amplios.
Siglo XXI
El análisis del Banco Mundial es la primera evaluación sistemática del desempeño de las economías en desarrollo en el primer cuarto del siglo XXI. De acuerdo con el estudio, durante la primera década, las economías en desarrollo crecieron al ritmo más rápido desde los años setenta. Sin embargo, los avances disminuyeron después de la crisis financiera mundial de 2008-09.
La integración económica mundial se debilitó: como porcentaje del PIB, los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) destinados a las economías en desarrollo son aproximadamente la mitad del nivel de principios de la década de 2000.
Las nuevas restricciones al comercio mundial en 2024 fueron cinco veces más que el promedio de 2010-19. Como resultado, el crecimiento económico general cayó, del 5,9% en la década de 2000 al 5,1% en la década de 2010 y al 3,5% en la década de 2020. Desde 2014, con la excepción de China e India, las tasas promedio de crecimiento del ingreso per cápita en las economías en desarrollo han sido medio punto porcentual más bajas que en las economías ricas, lo que ha ampliado la brecha entre ricos y pobres.
“Los próximos 25 años serán más difíciles para las economías en desarrollo que los últimos 25 años”, dijo Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior de Economía del Desarrollo del Grupo Banco Mundial.
“La mayoría de las fuerzas que antes favorecieron su auge ahora se han disipado. En su lugar, han surgido factores adversos desalentadores: elevadas cargas de la deuda, escaso crecimiento de la inversión y de la productividad, y aumento de los costos del cambio climático. En los próximos años, las economías en desarrollo necesitarán un nuevo modelo estratégico que haga hincapié en las reformas internas para acelerar la inversión privada, profundizar las relaciones comerciales y promover el uso más eficiente del capital, el talento y la energía”, sostiene.
Latinoamérica
El crecimiento de América Latina y el Caribe se desaceleró al 2,2% en 2024, como reflejo de una disminución del consumo. Brasil mostró un desempeño sólido, mientras que México experimentó una marcada desaceleración. Argentina comenzó a recuperarse en el segundo semestre del año, respaldada por los ingresos procedentes de la agricultura y la minería.
La inflación se mantuvo un poco persistente hacia la segunda mitad del año, luego se produjo un repunte de los precios de los alimentos y un ligero aumento de la inflación básica.
Las tasas de interés disminuyeron en casi toda la región, pero se mantuvieron altas en Brasil y México. La desaceleración de la demanda de China incidió en las exportaciones, mientras que el superávit comercial de Argentina aumentó debido a la disminución de las importaciones.