El objetivo prioritario

Tomando en cuenta la funesta actitud de un dictador de tinte socialista, que desconociendo la voluntad del soberano se resiste a abandonar el gobierno, deberíamos tomar los recaudos necesarios para no tropezar con problemas similares. Por la angurria del Poder, que lo aisló de la comunidad internacional. Con excepción de sus aliados que sobreviven en la región y el mundo. Pero con una férrea resistencia interna de tendencia democrática. Se impone, en consecuencia, encarar un proceso electoral transparente, que garantice una transición pacífica en el país próximamente. Para construir una Bolivia próspera, competitiva e incluyente. Con salud, educación y una canasta familiar accesible para los sectores de menores ingresos, en particular.
El fraude del pasado mediato no se debería repetir. Pese que algunos sectores quizá acarician aún esa posibilidad. Sus protagonistas trataron de encubrir esa irregularidad, persiguiendo e intimidando a quienes lo denunciaron públicamente. Sobre el particular hay mucha documentación en bibliotecas, hemerotecas y medios audiovisuales. Con ese accionar ciertos políticos pretendieron perpetuarse en el Poder, emulando a sus socios socialistas que sojuzgaron a sus pueblos. Que acarreó serios problemas dentro de nuestras fronteras. Básicamente se quebrantó la unidad nacional. Hubo inclusive la huida de algunas autoridades a otros países. Llegaron aviones con representantes gubernamentales foráneos para trasladarlos. Se fueron derrotados y nos dejaron en ruina económica. Ellos se farrearon los millonarios ingresos que generó el auge gasífero. Ahora “no tenemos ni la salud completa”, porque el gas se hizo gas. Posiblemente más adelante importemos ese producto de la nación vecina que detenta la segunda reserva mundial de gas. Que utilizará nuestros gasoductos para exportar todo lo que genera Vaca Muerta. Quienes asumieron el gobierno entonces, con el objeto de encauzar el sistema democrático, están recluidos en penales de máxima seguridad. Se los acusa de un “golpe de Estado”.
En el año del bicentenario los políticos deberían sincerarse con la población. Y no enlodar la política con subterfugios que no vienen al caso. Que el acuerdo por la unidad de la oposición democrática, suscrito por conocidos líderes políticos del oriente y occidente, supervise minuciosamente el proceso electoral 2025. A fin de evitar irregularidades. Y desde este momento debería tomar nota y denunciar enérgicamente las maquiavélicas intenciones de manipular la decisión del soberano. Condenando a los manipuladores que quisieran jugar con los resultados electorales. Asimismo, a quienes estarían buscando favorecer a determinados sectores.
En suma: los políticos de cualquier color y tendencia ideológica están conminados a no jugar con la voluntad del pueblo en las próximas elecciones generales del bicentenario. Ojalá ellas sean transparentes y determinantes para los destinos nacionales.