martes, enero 28, 2025
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Bolivia debe suspender la exportación de gas natural para autoabastecerse

El país importa hidrocarburos por más de 3.000 millones de dólares por año y exporta gas natural por menos de 2.000 millones de dólares. Se está restringiendo el consumo de gas natural a las industrias para generación de electricidad para consumo propio, no se está emitiendo licencias de operación para estaciones de servicio de comercialización de combustibles que disponen de licencias de construcción emitidas por el propio ente regulador. YPFB elude firmar contratos de provisión de gas con nuevas industrias al igual que ampliaciones de consumo para industrias en funcionamiento. Bolivia basa su matriz energética en el gas natural porque actualmente se tiene más de 1 millón de instalaciones domiciliarias de gas natural, más del 80 % de las industrias que están dentro del área de cobertura de las redes de gas natural usan el energético, se tiene más de medio millón de vehículos propulsados con gas natural comprimido, cerca del 75 % de la energía que actualmente consumimos es generada con gas natural en las plantas termoeléctricas.

Bolivia debe suspender la exportación de gas natural para garantizar el consumo interno porque la crisis energética ya empezó y tiende a empeorar, según el economista experto en temas hidrocarburíferos, Jaime Balanza Márquez, quien fue entrevistado por eco$com, como consecuencia de la acelerada declinación de la producción de los pocos campos gasíferos que tiene en funcionamiento el país y la creciente importación de gasolina y diésel que se confirma en las largas filas en estaciones de servicio, síntoma que ya se reinició en la última semana de este mes.

Ya estamos viviendo en crisis energética, importamos hidrocarburos por más de 3.000 millones de dólares por año y exportamos hidrocarburos por menos de 2.000 millones de dólares, cerca del 60 % de la gasolina es importada y cerca del 80 % del diésel oil es importado, se está restringiendo el consumo de gas natural a las industrias para generación  de electricidad para consumo propio, no se está emitiendo licencias de operación para estaciones de servicio de comercialización de combustibles que disponen de licencias de construcción emitidas por el propio ente regulador, YPFB elude firmar contratos de provisión de gas con nuevas industrias al igual que ampliaciones de consumo para industrias en funcionamiento, reveló el analista de Tarija.

Para Balanza, un país exportador debe disponer, en reservas probadas certificadas, al menos 15 veces su consumo agregado anual (mercado interno más exportaciones). “Estamos lejos de ese parámetro y deberíamos ingresar al manejo estratégico de reservas suspendiendo la exportación a efectos de garantizar el consumo para el mercado interno”, recomendó el preocupado analista para quien Bolivia es un país que basa su matriz energética en el gas natural porque actualmente se tiene más de 1 millón de instalaciones domiciliarias de gas natural, más del 80 % de las industrias que están dentro del área de cobertura de las redes de gas natural usan el energético, se tiene más de medio millón de vehículos propulsados con gas natural comprimido, cerca del 75 % de la energía que actualmente consumimos es generada con gas natural en las plantas termoeléctricas, en suma “Bolivia necesita del gas natural cómo recurso energético mucho más de lo que necesita del dinero que recibe por su exportación”, señaló con énfasis.

La exportación de gas natural genera un ingreso menor a 2.000 millones de dólares, pero su empleo en el país por parte del aparato productivo nacional permite generar un PIB que se encamina a los 50.000 millones de dólares. Agregó.

La producción de gas natural está en caída, el grueso de los líquidos que mandamos a las refinerías como materia prima no es petróleo es el condensado que se extrae del gas en las plantas separadoras de líquidos, es decir que está cayendo nuestra producción de gas y también de líquidos y no se avizora un punto de inflexión, lamentó Balanza, quien insistió que Bolivia ya vive una aguda crisis energética que está comprometiendo inclusive la producción de alimentos.

Departamentos productores de gas con menos regalías

Al ser consultado sobre la situación de las regalías que perciben los departamentos productores, Balanza confirmó que la situación para Tarija, Santa Cruz, Chuquisaca y Cochabamba será más difícil este año ya que el 2014 a la fecha la producción de gas se ha reducido en más del 50 %, el 2014 Bolivia llegó a producir aproximadamente 60 MMmcd (millones de metros cúbicos por día) y cerramos el 2024 produciendo menos de 30 MMmcd, entre 28 ó 29 MMmcd.

Balanza dijo, perdimos el  mercado de Argentina y nuestro gas natural cayó en monopsonio (monopolio es cuándo un único proveedor posible  es el oferente, monopsonio es cuando existe un único Comprador posible) siendo Brasil nuestro único comprador posible, Bolivia solo puede venderle a Brasil pero Brasil se puede abastecer de otras fuentes de aprovisionamiento cómo la producción del Presal, LNG o el gas de Vaca Muerta que le puede llegar incluso por el sistema de ductos que pone a sus disposición Bolivia,  por lo tanto el país corre  el riesgo de que el comprador nos imponga a futuro condiciones y precios.

Es importante hacer notar que  Argentina era el comprador que pagaba más, agregó el analista, tanto en los volúmenes de contrato cómo por los volúmenes exportados con precios spot, la fórmula de determinación de precios de acuerdo al contrato con Brasil es de 3 variables, donde se ponderan 3 tipos de fuel oil, en tanto que la fórmula con Argentina es de 4 variables, los mismos de la fórmula con Brasil y se adiciona el diésel oil que es una variable más sensible razón por cuanto Argentina terminaba pagando entre 1 dólar a 1.5 dólares más que Brasil  por millón de BTU, esto respecto a los precios de contrato.

Argentina es un país austral, alejado de la línea del Ecuador y tiene fuertes variaciones estacionales de temperatura y al ser un país gasodependiente (que basa su matriz energética en el gas natural de la temporada de calor a la temporada de frío) su consumo puede disparase de 130 MMmcd a 180 MMmcd, por esta razón llegó a pagar un precio premio en favor del gas boliviano que rondaba los 18 USD. Hace poco, “perdimos al cliente que pagaba más tanto en volúmenes dentro como fuera de contrato”, lamentó.

Otro factor a tomar en cuenta para la reducción de las regalías departamentales es el vertiginoso crecimiento de la demanda del mercado interno del gas natural, Bolivia el año 2005 consumía 3 MMmcd y hoy consume 15 MMmcd y el precio que paga el mercado interno sobre el cual se aplica el porcentaje de regalías en favor de los departamentos productores es una pequeña fracción del precio del gas exportado, esto incluye el gas que usa la planta de urea y amoniaco y el gas que se usa en la Central Termoeléctrica del Sur para generar electricidad que se exporta a Argentina.

Todo lo expuesto precedentemente incide negativamente en los ingresos que perciben los departamentos productores por concepto de renta petrolera que comprende regalías e IDH (Impuesto Directo a los Hidrocarburos).

Se multiplica el número  de vehículos que consumen combustibles fósiles

La tendencia mundial es la transición energética, que básicamente consiste en el remplazo de los hidrocarburos por energías más amables con el medio ambiente, sobre el particular se le consultó a Balcazar si, por lo menos el parque automotor debería procurar alternativas al diésel y la gasolina cada día más escasos en el país. El analista respondió: Vislumbro a futuro una matriz energética vehicular diversificada y racional donde primeramente apliquemos políticas de eficiencia energética, aprovechemos nuestras potencialidades de producir nuestros propios combustibles y biocombustibles reduciendo significativamente nuestra dependencia de combustibles fósiles subvencionados.

Es inaceptable que nuestro parque automotor fósil haya crecido desmedidamente, el 2003 teníamos 500.000 vehículos registrados en el RUA-T, el 2010 pasamos a 1.100.000 vehículos y el 2023 a 2.500.000 vehículos, cada vehículo fósil que se importa es una nueva boca que alimentar de por vida e implica además la salida de un significativo monto en dólares.

Bolivia es un país exportador sucroalcolero, es un importante exportador de oleaginosas, sin embargo, es muy bajo el nivel de consumo de etanol anhidro o alcohol carburante e insignificante el consumo de biodiesel, en realidad Bolivia se limita a usar bio-combustibles cómo bio-aditivos cuándo estos se pueden usar inclusive al 100% o en porcentajes de mezcla muy superiores a los que se emplean actualmente.

Hace poco, se trató de incrementar el porcentaje de mezcla al 25 %, sin embargo se dio marcha atrás, por debilidades en la forma de implementación, de aplicarse ese porcentaje de mezcla a los combustibles fósiles que consume nuestro parque automotor dejaríamos de importar 450.000.000 de litros por año de gasolina fósil que sería reemplazada por etanol anhidro y 550.000.000 de litros de diésel oil fósil que sería reemplazado por biodiesel, evitando la salida de divisas y generando el efecto multiplicador de la agroindustria dedicada a la producción de biocombustibles en el país, esto tendría un gran efecto positivo, si tomamos en cuenta aspectos vinculados a la seguridad alimentaria y el medio ambiente.

Bolivia ostenta las mayores reservas de litio en el mundo, sin embargo, es uno de los países que menor cantidad de vehículos eléctricos en circulación tiene «en casa de herrero cuchara de palo»

Adicionalmente a las mayores reservas de litio del mundo Bolivia posee una capacidad instalada de generación de energía eléctrica de 3.800 MW de esa capacidad instalada se consume cómo máximo 1.600 MW, es decir que dispone de un excedente de al menos 2.200 MW para promover la electromovilidad.

En suma, tenemos litio y energía eléctrica de sobra, sólo nos faltan ganas. Muy a pesar de las dimensiones de la subvención a los combustibles fósiles, Bolivia es un enfermo que no se quiere curar.

¿Cambio de Ley de Hidrocarburos para atraer a inversionistas?

Varios analistas, coinciden en que la Ley de Hidrocarburos vigente es un freno para que inversionistas extranjeros vengan al país para desarrollar trabajos de exploración y explotación que el país necesita para revertir su delicada situación. Al respecto Balanza dijo que quienes sostienen que cambiar la ley de hidrocarburos es suficiente para relanzar agresivamente y recuperar la industria petrolera en Bolivia son los llanteros flojos, creen que todo se soluciona a lo fácil y poniendo parches. No es posible atraer inversiones y ofrecer seguridad jurídica con una Ley Parche que contravenga la Constitución Política del Estado y el Referéndum del año 2004.

Recordó que el referéndum del año 2004, la Ley 3058 del año 2005, el Decreto Supremo de Nacionalización del 2006 y la CPE vigente del año 2009, marcan la cronología y la pirámide jurídica y están en secuencia ilógica actualmente, la base de todo es la Constitución y la voluntad del pueblo expresada en un referéndum eso debió ser lo primero en la serie cronológica «el sector hidrocarburos está cómo Supermán con el calzoncillo encima del pantalón».

El grueso de las inflexibilidades que restringen el advenimiento de inversiones en el sector están contenidos en la Constitución y el referéndum, la Constitución  es una camisa de fuerza con disposiciones garantistas del patrimonio nacional y los recursos naturales; el referéndum del año 2004 deja a Bolivia sin su principal mercado natural para la exportación de gas natural y apertura a mercados de ultramar para LNG en caso de desarrollar nuestro potencial, según el economista para quien es importante tomar en cuenta los antecedentes históricos que determinaron las salvaguardas constitucionales a los recursos naturales y la reivindicación marítima que jugó un rol determinante para evitar que el gas se venda a Chile y por Chile que hoy por hoy es nuestra principal ruta de acceso para diésel y gasolina además de proveedor, sin que nadie se sonroje si quiera.

Primero el país debe acuñar una política de Estado para relanzar la industria petrolera por otros 100 años, pero con la participación de todos en consenso, esa nueva política de Estado debe tomar en cuenta la reconfiguración de la geopolítica del negocio del gas y el petróleo en la región y en el mundo además de permitir ofrecer competitividad al menos en igualdad de condiciones que otros países para la atracción de inversiones.

Esa nueva política de Estado determinara modificaciones a la Constitución y la anulación del referéndum del año 2004 por la sencilla razón que nadie vendrá a invertir a un país mediterráneo que tiene un único comprador en monopsonio, quien invierta en Bolivia querrá un retorno relativo al riesgo  y liquidez, mercados seguros y de buenos precios, además de un puerto para abrirse a mercados de ultramar, puesto que Perú con Camisea, Brasil con el Presal y Argentina con Vaca Muerta compiten con Bolivia.

Cumplida esta larga y difícil tarea recién es viable dotarnos de una nueva ley y reglamentos que  verdaderamente ofrezcan seguridad jurídica y atractivos para invertir. Esa es la ruta sería y coherente no otra, recomendó Balanza.

Los biocombustibles sí, pero…

El gobierno apostó a proyectos de biocombustibles para paliar la creciente importación de combustibles fósiles, por esta razón se le consultó al estudioso si era el camino correcto, a lo que él respondió: Por supuesto que los biocombustibles son una alternativa, real pero su implementación reviste alta complejidad, los principales fundamentos de los biocombustibles son éticos y morales, los biocombustibles no deben desplazar ni generar efectos inflacionarios sobre los alimentos ni afectar o comprometer la sostenibilidad del medio ambiente.

Los biocombustibles son una parte importante de la solución, pero tampoco son una varita mágica, se debe conjugar con otras alternativas energéticas y un conjunto de políticas públicas sectoriales para formar parte de la gran solución que requiere el país.

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