La activista Narges Mohammadi, estuvo en prisión más de tres años, fue liberada en diciembre por un período límite por razones médicas. Según su equipo jurídico, puede ser de nuevo detenida y enviada a la cárcel en cualquier momento. Galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2023 por su defensa de los derechos humanos en Irán, apoyó totalmente las manifestaciones por el asesinato de Mahsa Amini.
La activista de 52 años brindó una entrevista acordada a la televisión pública española desde un lugar no identificado de Irán. Durante el reportaje, relató cómo fueron sus días de reclusión en una prisión de Teherán.
«La vida en la cárcel es prácticamente imposible. Parte de la condena la pasé en celdas de aislamiento, en un espacio muy pequeño, con tres paredes y una puerta, sin nada más», explicó a TVE, con una imagen de Amini.
Consultada sobre si consideraba que su activismo valía la pena teniendo en cuenta lo que había sufrido, sostuvo que si volvía atrás, «indudablemente haría lo mismo, incluso si tuviera que pagar un precio más caro».
Asimismo, consideró que las manifestaciones contra el régimen persa, surgidas tras el asesinato en 2022 de Amini, conllevaron «cambios profundos» en la sociedad: «Tras estas protestas y el movimiento «Mujer, Vida, Libertad», estamos observando cambios muy profundos en la sociedad».
Mahsa Amini, una kurda iraní de 22 años, murió en detención el 16 de septiembre de 2022, días después de ser arrestada por la policía de la moral por presunto desacato del estricto código indumentario en la República Islámica.
Su asesinato desató, bajo el lema «Mujer, Vida, Libertad», meses de manifestaciones en todo el país que dejaron cientos de fallecidos, mientras que miles de manifestantes fueron detenidos.
DEBEN PARAR LAS EJECUCIONES
Mohammadi levantó una vez más su voz contra las ejecuciones en Irán y enfatizó la importancia de la unidad y la solidaridad para frenar los ahorcamientos, incluida la «injusta» sentencia de muerte dictada por la justicia del país contra la activista kurda Pakhshan Azizi.
«Debemos unirnos contra las ejecuciones en Irán», afirmó Mohammadi en un mensaje de audio publicado el pasado domingo en su cuenta de X, gestionada por su familia en exilio.
El mensaje estuvo dirigido a una reunión virtual en la que participaron numerosos activistas de derechos humanos, abogados y defensores de los derechos de las mujeres de todo el mundo, con el fin de reunir apoyo para Azizi, cuya sentencia de muerte fue confirmada el miércoles por la Corte Suprema de Irán por «rebelión y formar parte de grupos armados» que operan contra la República Islámica.
En 2024 al menos 901 personas, incluidas 31 mujeres, fueron ejecutadas en Irán, según datos de la ONU, siendo la cifra más alta de ahorcamientos desde 2015, cuando se registraron 972 ejecuciones.
«Es profundamente perturbador que, una vez más, veamos un aumento en el número de personas sometidas a la pena de muerte en Irán año tras año», sostuvo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk. Y agregó: «Es hora de que Irán detenga esta marea creciente de ejecuciones».
El régimen de Irán utiliza la pena capital para delitos graves, incluidos homicidio, tráfico de drogas, violación y agresión sexual.
Volker Turk insistió en que la ONU se opone a la pena de muerte «en todas las circunstancias», en la medida en que este tipo de práctica «es incompatible con el derecho fundamental a la vida» y existe «un riesgo inaceptable de ejecutar a personas inocentes».(Infobae)