jueves, enero 30, 2025
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Cuan fácil es invocar a Dios

Armando Mariaca V.

Hay momentos, ocasiones, circunstancias, en medio de alegrías, penas o dolores, cuando decimos: “Oh Dios, qué dicha, nada comparable a este instante de encontrarte en mi corazón. Ciertamente estoy a tu lado, así sea por un segundo. Gracias, Señor”. Y decimos otras frases que esperamos las oiga Dios, que en el momento preciso sean tomadas en cuenta a nuestro favor, que lo que expresamos sea reflejo de nuestra fe en Él. Creemos en que seremos atendidos en todo lo que le rogamos al Todopoderoso.
Hay momentos tan especiales, oportunos para mostrarle nuestros sentimientos, pensamientos y creencias. Hay instantes que son importantes y en los cuales podemos creer que todo lo expresado es lo que sentimos y pensamos. ¿Estamos seguros de que todo es cierto en nuestro corazón y nuestro sentir, con fe y esperanzas? No sé cómo expresarme más ante el Señor, porque soy tan poco.
Señor, si no te invocamos a ti, ¿a quién hacerlo? Tú, mi Dios, has creado la oración como el modo de acercarnos a tu majestad y hacemos uso de esa dádiva que nos diste. No estamos, Señor, marginales o no somos marginales de nuestra vida, por el contrario, somos parte sustantiva de lo que Tú quieres que seamos. Somos parte positiva de ti mismo y, por ende, usamos un derecho que nos has otorgado, lo contrario significaría ignorar verdades insufladas por ti en nosotros.
Por ello te invocamos en todo momento y lugar.

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