Acusando al propio Gobierno que él mismo nos dejó y después de administrarlo durante catorce años consecutivos, para luego encomendarlo a su “cajero”, como calificó a su ex ministro de Economía y actual presidente del Estado Plurinacional, Luis Arce Catacora, Juan Evo Morales Ayma afirmó “tener miedo” a ser candidato a la presidencia, en las próximas elecciones del 17 de agosto, alegando que: “han destrozado Bolivia”, tras conocerse la calificación dada a Bolivia por la agencia crediticia de los EEUU, Fitch Ratings, reduciendo su capacidad crediticia a un nivel de “CCC-“ por la escasez de reservas y las crecientes tensiones económicas, alertando además que el país está al borde de un incumplimiento de pagos.
Con dichas aseveraciones, el tres veces auto prorrogado mandatario vertió dicho vaticinio, como si de un novato ciudadano, pretendiente a ingresar por primera vez a la arena política se tratara y olvidando que él ya no puede optar por dicha candidatura, por estar inhabilitado por el Tribunal Constitucional y por varios cargos contra la moral, que se están sustanciando en los estrados judiciales.
Muy por el contrario, lo que sí debe atemorizar profundamente a los bolivianos es que este señor vuelva y no devuelva lo mucho que se llevó, así como todo el daño causado a nuestra bicentenaria nación, desinstitucionalizándola en todo nivel, bajo la funesta influencia de organizaciones internacionales del crimen organizado, como: el Foro de Sao Paulo, que devino en Foro de Puebla, y basados en el famoso Socialismo del Siglo XXI fragmentaron y desquiciaron la sociedad, como en Venezuela, Argentina y el propio Brasil, dándose el lujo de crear una suerte de narco republiqueta independiente y soberana, en el corazón mismo de Bolivia, a donde no tienen acceso ni las fuerzas policiales y menos las militares.
Ahora bien, como todo aprendiz de brujo, y como un extraordinario aporte a la ingeniosa obra “EVADAS”, de don Alfredo Rodríguez Peña, Morales incursiona en economía, afirmando: “Si en tiempos neoliberales la calificación de Fitch Ratings estaba en B-, nos dejaron eso, subimos a B, BB-, subimos a BB, bajamos un poco a BB- y después ahora CCC y CCC-“. Un galimatías que, según él, si no hay un cambio estructural a la economía, “esto no tiene salida”, ¡Salve Oh Evo!
Lo que los bolivianos sí debemos agradecer a la Providencia es que ese mar de gas que existió en épocas “neoliberales”, no haya sido tal, pues de haberlo sido, habría corrido igual suerte que el mar Pacífico que perdimos definitivamente en La Haya.
Finalmente, a la luz de los acontecimientos que se vienen dando en el planeta, en medio de guerras y abruptos cambios políticos, creemos avizorar un futuro más promisorio que el que nos deparó el último cuarto de siglo, con experimentos de todo tipo político, enrumbados hacia una izquierda perniciosa e improductiva, camuflada con movimientos de género; de raza y de clase, que nos estaba llevando directamente a un abismo comunista. Hoy, gracias a la tecnología y a una realidad concreta e irrefutable, vemos cómo van cayendo los alfiles de esa partida grotesca, como los Maduro, los Petro, los Ortega y aquellos otros que nos impusieron su ignorancia, con la misma sinvergüenzura de una Cátedra Magistral de Cinismo.