Es muy conocido que la utopía socialista intentó ser puesta en práctica con ofertas de prosperidad, progreso, felicidad para los pueblos y otras, sin embargo, cuando los demagogos izquierdistas llegaron al poder, esos ofrecimientos se convirtieron en hambre y muerte. Es más, lo último que hicieron fue crear poderosos ejércitos, policías y cárceles para reprimir a los que denunciaban esas falsas promesas socialistas. Por lo tanto, ¡el nuevo orden fracasó!
Esas medidas, causaron la muerte de 40 millones de personas en cinco años en Rusia y los campos de concentración se llenaron de opositores. Además, para encubrir ese fracaso se decidió ejercer control total, por medio de controlar el estómago no solo de las masas de proletarios sino de toda la población y así prohibirles pensar libremente.
Ese sistema de gobierno, fue exportado a Cuba, donde se instauró el régimen socialista con asesoramiento ruso y ahora los plagiadores cubanos tratan de exportarlo a Latinoamérica, en especial a Bolivia, donde se está imponiendo el hambre para dominar el estómago del pueblo y obligarle a aceptar con resignación la falta de libertad y al gobierno hambreador. Pero el pueblo boliviano nunca aceptará ese objetivo nefasto, ni muchísimo menos.
A propósito, viene como anillo al dedo la fábula del campesino y su burro, la cual pronostica lo que amenaza a la ciudadanía. En efecto, un campesino de Teruel, compró un hermoso burro que, en todo caso, necesitaba abundante alimentación. Al poco tiempo, se dio cuenta que alimentar al pollino le significaba mucho gasto e inventó una solución salvadora para evitar el problema. Se trataba de disminuir diariamente la ración de alimentación del asno, con el fin de que el animal se vaya acostumbrando a no comer. Sin tardanza, puso en práctica su “sabia” idea y a diario fue reduciendo el cupo alimenticio del borrico y así sucedió por algunos meses.
Finalmente, una mañana el campesino encontró que el burro había perecido de hambre y, entonces, el dueño del jumento, no se inmutó y dijo, poco menos que contento, “mi burro se ha muerto, cuando se estaba acostumbrado a no comer”.
Al respecto, podríamos comparar lo que pasa en la mencionada fábula, con la falta de alimentos y el polémico control a la venta de varios productos por parte del Estado Plurinacional, que, en alguna forma, implica que en Bolivia está en marcha la “cubanización”, como sinónimo de precariedad, que es producto de la aplicación del “socialismo del Siglo XXI”.
Estado Plurinacional, el campesino y el burro
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