Como parte del “Plan Güemes”, el Gobierno de Salta decidió colocar un alambrado de 200 metros en la localidad de Aguas Blancas, que está frente al municipio tarijeño de Bermejo. Tal cerco se debería a que en esa zona fronteriza es intenso el contrabando, narcotráfico y trata y tráfico de personas. Por esa medida, autoridades nacionales han manifestado su protesta, sin considerar que esa red metálica estará dentro de territorio argentino.
Pero autoridades del vecino país consideran que es “ridículo” el malestar en La Paz por dicha medida, si desde Bolivia se llena de “toneladas de droga todos los días” a la Argentina “por acción o por omisión”. Además, se aseguró que antes de la aplicación de dicho plan, en Salta se observaba sicariato, degollaciones, decapitaciones, ejecuciones por narcotráfico.
Por ello se advierte que ante problemas como los mencionados, no debería ser motivo de reclamos que en las fronteras sean asumidas medidas para combatirlos. En el lado boliviano, se recurrió a militares para que vigilen fronteras a fin de evitar el “contrabando a la inversa”, es decir que salgan productos básicos a países vecinos, donde se ofrece mejores precios por ellos. Sin embargo, según pobladores de fronteras lo que más compran, por ejemplo, ciudadanos argentinos al ingresar a territorio nacional son electrodomésticos y ropa, que proceden de otros países. Significa que se favorece más al contrabando, porque la producción nacional es mínima, lo que se comprueba en los centros de abasto nacionales, donde la mayoría de productos viene de otros países, inclusive hortalizas y frutas.
Y la intensificación de la lucha contra el narcotráfico en el lado argentino, se debe a que, en nuestro país, a pesar de declaraciones oficialistas en sentido de que han aumentado las incautaciones de droga y bienes de narcotraficantes, sin que se sepa con certeza su destino, esas acciones no son suficientes. Es que los cultivos de coca aparecen en más regiones del país, hay una grande cantidad de pistas clandestinas de aterrizaje, particularmente en el oriente y casi nunca son atrapados los peces gordos del tráfico de drogas.
Por otra parte, a pesar que se conoce territorios donde proliferan los cultivos excedentarios de coca y la instalación de fábricas de droga, no hay intervención radical. Solo se informa de operativos que desmantelan algunos laboratorios, sin que sean atrapados los grandes narcotraficantes. Pero al poco tiempo aparecen otras fábricas y más sofisticadas.
Desde el año 2006, cuando el MAS llega al gobierno, no ha sido posible reducir drásticamente la cantidad de plantaciones de coca y las consecuencias son la expansión del tráfico de cocaína y el aumento de la cantidad de consumidores locales. Como esa actividad ilícita ofrece jugosas ganancias, aparecen cultivos de la hoja hasta en parques nacionales. Por ello, toda acción para frenar males como el narcotráfico o el contrabando, es positiva. Y muchos incidentes como el mencionado podrían ser evitados si contáramos con diplomáticos de carrera, lo que, lamentablemente, no sucede.