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Devaluación “de facto”

Eric L. Cárdenas del Castillo

El Fondo Monetario Internacional (FMI), es un organismo internacional, conformado por 191 países, que tiene por finalidad estudiar la situación económica de sus estados miembros, promover la cooperación monetaria, mediante créditos, para facilitar la estabilidad financiera y el desarrollo y crecimiento económico sustentable de los países miembros que acuden allá, en procura de asistencia. Este organismo sigue permanentemente el estado financiero de sus miembros, en consecuencia formula asesoramiento y suele prestar asistencia financiera. Hace recomendaciones, para que los países miembros, pongan en práctica medidas económicas sólidas, a fin de encarar las situaciones de crisis o deterioro económico.
El FMI habría hecho llegar al gobierno de Bolivia en 2024, un informe sobre el deterioro económico que nos agobia. Este informe no fue dado a conocer a la opinión pública, para su comprensión y conocimiento, en especial por los profesionales especializados en la materia. Este hecho ha desatado una polémica sobre el contenido del mismo, pues luego de hacer conocer el estado delicado de la economía nacional, recomienda medidas de ajuste, en especial la urgencia de “devaluar la moneda”, es decir dar valor real a la divisa norteamericana, que es con la que se desenvuelve el comercio internacional y las variables económicas.
Las autoridades consultadas sobre este informe, le han restado validez, argumentando que el mismo no habría considerado algunos datos importantes, como el crecimiento. Sin embargo, esos datos son los que da el gobierno y, según algunos estudiosos, carecen de seriedad y no están ajustados a la realidad económica.
Dicho informe recomienda que sean tomadas medidas de ajuste graduales en los próximos años, pero creemos, con base en la experiencia histórica, que el gradualismo para solucionar estos cuadros de crisis, son ineficaces, pues mientras un variable se ajusta, la otras que siguen en crisis, presionan y la medida resulta inefectiva. En 1985, en el cuarto gobierno de Paz Estenssoro, cuando el país mostraba grave hiperinflación monetaria, con crisis social, desempleo, etc., fueron tomadas medidas de “shock” que resultaron efectivas para solucionar el problema.
El gobierno del Estado Plurinacional, que hace ya 18 años nos gobierna, con un modelo estatizante, gozó de abundantes recursos originados en los altos precios internacionales de las materias primas que exportamos. A partir del año 2014 comenzó el proceso de deterioro económico, pues los precios de los hidrocarburos, que habían llegado a casi 150 dólares el barril, bajaron hasta 60, lo que ocasionó la baja de ingresos para el Tesoro público, porque además bajó la disponibilidad de gas para exportar, pues no hubo nuevas prospecciones.
Los elevados ingresos de los años 2006 a 2013, lamentablemente no fueron invertidos en sectores estratégicos de alta rentabilidad y, por el contrario, se hicieron emprendimientos en sectores donde el emprendimiento privado ya había invertido. Y el resultado en la mayoría de esas empresas públicas es la no rentabilidad. Además, se infló el aparato administrativo del Estado, de alrededor de 250 mil empleados a más de 500 mil; igualmente el gasto público ha crecido desmesuradamente. Las subvenciones son otra carga pesada para la economía nacional, que acelera su deterioro.
La recomendación de devaluar la moneda, nos parece una medida urgente, pues en los hechos, el valor de la moneda nacional en referencia al dólar americano, está entre 11.20 a 11.30 en el mercado, es decir que se devaluó “de facto”, y si el gobierno no tiene dólares al precio oficial, para ponerlos a disposición de la población, el valor es el de mercado.
El actual gobierno no va a tomar alguna medida para encarar la crisis, pues parece que tiene intereses electorales. Lamentablemente, en estos casos de crisis, las medidas de ajuste deben efectuarse ¡ya! y las medidas de parche solo agravan el panorama.
El próximo gobernante que surja de la voluntad popular, en agosto próximo, tendrá que tomar medidas heroicas que tendrán un costo social, pero si no lo hace, el deterioro proseguirá hasta ser incontrolable.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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