El Beni, es un departamento rico en recursos naturales, biodiversidad y potencial económico. Pero su desarrollo se ha visto históricamente postergado por las múltiples promesas incumplidas del gobierno centralista. A pesar de los discursos y anuncios, las obras clave que podrían transformar la realidad beniana siguen siendo solo proyectos en el papel, mientras el tiempo pasa y los benianos nos preguntamos ¿Y el Beni pa’ cuando?
Uno de los principales reclamos es la construcción de la carretera Trinidad-Guayaramerín con su ramal Puerto Ustárez, una vía esencial para conectar el corazón del Beni con la frontera brasileña. Esta obra no solo facilitaría el comercio y el transporte, sino que también impulsaría el desarrollo económico de la región. Décadas han pasado y la carretera sigue siendo una promesa incumplida. A esto se suman los puentes sobre el río Mamoré, cuya falta limita la conectividad interna y externa, aislando a poblaciones enteras y dificultando el acceso a su desarrollo.
Otro proyecto estratégico es la habilitación y mantenimiento de la carretera La Paz – Rurrenabaque, clave para activar el corredor bioceánico amazónico norte. Esta ruta no solo beneficiará al Beni, sino que también fortalecería la integración regional y el comercio internacional; Su ejecución avanza con un ritmo desesperadamente lento, lo que refleja la poca prioridad que el gobierno central le otorga a esta región.
Uno de los reclamos más antiguos es la construcción del puente internacional en Guayaramerín, prometido desde hace 120 años. Aunque recientemente los brasileños han anunciado su intención de construirlo, hasta ahora nada se ha concretado. Este puente no solo sería un símbolo de integración binacional, sino que también dinamizaría el comercio y la economía beniana. La falta de avances en este proyecto es una muestra más del abandono histórico que sufre el Beni.
Igualmente, las provincias como Iténez, Moxos y Yacuma, carecen de una red vial adecuada, lo que limita el acceso a mercados, educación y salud. La falta de inversión en infraestructura básica es una de las principales cusas del subdesarrollo en estas zonas. De la misma manera, la promesa de desarrollar una red de hidrovías y establecer una zona franca en Guayaramerín, sigue siendo una fantasía, a pesar del potencial que estas iniciativas tendrían para impulsar la economía regional.
Los benianos estamos cansados de esperar, cada gobierno llega con nuevas promesas, pero al final, el Beni sigue siendo el mismo: “Una región con un potencial enorme, pero postergada por la falta de voluntad política”. Es urgente que el gobierno central priorice el desarrollo del Beni, construyendo la carretera Trinidad – Guayaramerín, los puentes sobre el río Mamoré, habilite el corredor bioceánico y gestione diplomáticamente la pronta construcción del puente internacional en Guayaramerín, proyectos importantísimos para el Beni.
El Beni no merece ser la región olvidada de Bolivia, es hora para que el gobierno cumpla lo que ha prometido y brinde a esta tierra la atención que merece, no con discursos, sino con acciones concretas. Los benianos tienen derecho a un futuro mejor, que no debe seguir siendo postergado. ¡Arriba el Beni! ¡La unión es la fuerza!
El autor es Abogado.