Boliviana de Aviación (BoA) tuvo un nuevo incidente. En esta oportunidad, el vuelo OB 648 desde el aeropuerto de Cochabamba hacia Santa Cruz sufrió daño en uno de sus motores. Este incidente motivó que muchas instituciones nacionales pidieran que el Gobierno apruebe una política de “cielos abiertos”, que permita la llegada de nuevas empresas aéreas, para mejorar nuestra conectividad con el mundo y, al mismo tiempo, promueva el turismo hacia Bolivia.
Entre las prioridades de un país enclaustrado, como el nuestro, está tener un transporte aéreo eficiente y de alta calidad. Esa es la exigencia de nuestra sociedad, para garantizar su vinculación interna, su desarrollo económico y su integración internacional.
Boliviana de Aviación es una línea aérea estatal del país, la cual fue creada por el Decreto Supremo 29.318 del 24 de octubre de 2007 e inició sus operaciones nacionales en marzo de 2009 y, a partir del 2010 con vuelos internacionales.
A mediados de 2023 se informaba que, desde 2014 los aviones de BoA se vieron involucrados en al menos 11 incidentes graves, como fallas mecánicas, aterrizajes de emergencia, entre otros.
De acuerdo con informes de los medios de comunicación, en el segundo semestre de 2019, BoA informaba que en más de 250.000 vuelos solo se registraron 40 incidentes graves.
En diciembre de 2024, Gabriel Castillo, jefe de Servicio de Transporte de la Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transportes (ATT), informaba que, del 28 de noviembre al 29 de diciembre, Boliviana de Aviación acumuló 378 vuelos demorados y 55.866 pasajeros afectados.
Las organizaciones empresariales del país insisten en la necesidad de una política de “cielos abiertos”, para contar con nuevas entidades que presten el servicio aéreo en el país. Esto permitirá promover el turismo en este Bicentenario de fundación del país, y captar más de 4.000 millones de dólares al año e impulsar la reactivación económica. Una de las opciones es desarrollar cielos abiertos en áreas turísticas importantes del país, como Sucre, Potosí, Uyuni, entre otros.
Un informe de la DGAC señala que en 2024, el transporte aéreo nacional e internacional trasladó a 6.345.421 pasajeros, solo un 0,06% más que en 2023, cuando se llegó a 6.341.633 viajeros. De este total, en la gestión pasada, 4.645.208 pasajeros volaron por rutas nacionales; menos que en 2023, cuando se alcanzó 4.749.303 viajeros.
Aunque el Gobierno sostenga que BoA no es una empresa monopólica, dejaron de operar empresas como Lloyd Aéreo Boliviano, Aerosur y Amaszonas, con lo que también se perdieron varias conexiones internacionales, que no las recuperamos hasta la fecha.
Entre los que expresaron la poco eficiente administración de BoA podemos mencionar a sectores políticos y empresariales.
Andrónico Rodríguez, presidente de la Cámara de Senadores, aseguró que los constantes reclamos de usuarios por un mal servicio y las reiteradas fallas en aeronaves de esta empresa, que están generando un “colapso social”, se debe responder desde el Parlamento viabilizando el ingreso al país de nuevas aerolíneas con la capacidad de atender al transporte aéreo nacional.
Como señaló Ronald Casso, exgerente de BoA, esta empresa aérea arrastra deudas de más de 100 millones de dólares. En 2020 Boliviana de Aviación perdió más de 50 millones de dólares y lo propio ocurrió en 2021 y se llegó a un equilibrio en 2022. En 2023, la aerolínea estatal registró nuevamente “alguna que otra pérdida” y para esta gestión Casso espera un mejor resultado con “algún margen de utilidad, pero manteniendo el equilibrio”.
Hace pocos días, la DGAC informó que un empresario norteamericano desea incursionar en el sector aeronáutico en Bolivia. Esperamos que el pedido sea atendido en términos favorables.
La política de “cielos abiertos” permitirá promover la economía naranja y el turismo, fortaleciendo los aeropuertos en el país y desarrollando el HUB de Viru Viru. Y debe ir acompañada de políticas de incentivo al turismo, que facilite la devolución automática de impuestos al turista; redefinir la Ley del Turismo; mejorar la infraestructura turística; y modernizar la infraestructura aeroportuaria, terminales terrestres y férreas, entre otros. Bolivia cuenta con fortalezas y potencialidades para desarrollarse como un atractivo turístico, considerando las áreas protegidas, la biodiversidad, la riqueza gastronómica, la diversidad cultural y las tradiciones milenarias. Tales cualidades permiten a nuestro país establecerse como propulsor y referente del desarrollo sostenible.
Los empresarios estamos convencidos de que la política de cielos abiertos promoverá la inversión, producción de bienes y servicios e impulsará la creación de empleos formales en el país.
El autor es Economista, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).