Frente a medidas gubernamentales que abiertamente son aplicadas y otras encubiertas, que tiene la intención de poner en práctica el gobierno del MAS, presidido por Luis Arce Catacora, el pueblo boliviano ha expresado su indignación y, al mismo tiempo, ha empezado a hacer una resistencia activa y movilizada, contra tales propósitos reaccionarios.
Las medidas “socialistas” que Arce Catacora intenta imponer en meses recientes y al terminar su gestión presidencial, consisten en anular principios democráticos elementales, como el derecho de propiedad de mercaderías y recintos urbanos, a fin de confiscar los productos que no son vendidos, así como monopolizar la distribución de algunos alimentos. Además, poco hace para evitar que el dólar americano desaparezca. Otras disposiciones conducen al pueblo hacia una situación de hambre, con el objetivo de dominarlo por el estómago.
Esa política económica “socialista” ya estaba en aplicación por el antecesor del presidente Arce, nos referimos al autócrata Evo Morales Ayma, que seguía lineamientos provenientes del Foro de San Pablo, creado por gobiernos izquierdistas, de dictadores como los finados Fidel Castro y Hugo Chávez, de Cuba y Venezuela, respectivamente. En efecto, Evo Morales anuló la propiedad de la tierra para los campesinos, condenándolos a la miseria y obligándolos a migrar a países vecinos en busca de mejores condiciones de vida.
Ahora, continuando con esa política antidemocrática, el presidente masista, Luis Arce, también quiere quitar el derecho de propiedad a sectores urbanos, como son los gremiales y a sectores productivos. Esa política económica estaba siendo subrepticiamente aplicada por el gobierno masista por medios subterráneos, con el pretexto de luchar contra la especulación y el contrabando, mediante leyes de apariencia inocentes, pero que pueden dar lugar a decomisos de mercaderías y productos alimenticios que escasean en mercados nacionales. En especial el presidente del Estado Plurinacional, cuya gestión está por finalizar, deja el enorme problema de la crisis económica, al próximo gobierno a ser elegido en agosto próximo.
Esa política económica fue percibida por varios sectores sociales del país y, como es lógico, se han sentido profundamente afectados y han protestado en forma enérgica y amenazan con la adopción de medidas de presión drásticas. En esta oportunidad, la disconformidad no se está manifestando con consideraciones líricas, sino que gremiales, transportistas, productores, empresarios de todo el país, es decir las fuerzas vivas de la nación democrática, decidieron hacer manifestaciones de protesta, con suspensión de actividades, esperando que el presidente Arce gobierne realmente escuchando al pueblo y anule disposiciones tan cuestionadas como la séptima del Presupuesto General del Estado (OGE) que atenta contra la propiedad privada, al avalar el decomiso de productos, cuando se considere simplemente que hay especulación y contrabando. Expresar descontento es la única manera de evitar la “cubanización” de nuestra patria, es decir que aumente la pobreza hasta niveles extremos.