miércoles, febrero 12, 2025
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Panorama político incierto

Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta

Cuando estamos a siete meses para la realización de las elecciones generales fijadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para el 17 de agosto próximo, en la ciudadanía reina un panorama político muy incierto para que se decida por quién votará en esas justas electorales que nos permitirá elegir a un nuevo presidente y vicepresidente que dirijan los destinos de nuestra patria hasta el 2030.
Ni en el oficialismo ni en la oposición se tiene algo claro sobre el particular. Ojo que no elegiremos a un simple dirigente sindical o de barrio, sino a las primeras autoridades nacionales, quienes nos gobernarán por los siguientes cinco años. Todo anda en nubarrones, lo cual confunde aún más a la población para que decida su voto, mediante el mismo diga si permanecemos con el actual gobierno o cambiamos de dignatarios de Estado.
Tanto el MAS como la oposición andan perdidos en su laberinto. Los primeros totalmente divididos, que hasta ahora no tienen candidatos a la presidencia y vicepresidencia definidos. Evo Morales, quedando fuera de la competencia electoral próxima por motivos jurídicos y morales, aún no entiende que ya no puede ser candidato presidencial, no sé qué parte del mismo no capta. Solo en su terruño que es el Chapare tiene apoyo.
En cuanto a la reelección de los actuales presidente Luis Arce y vicepresidente David Choquehuanca, ambos están cada vez más lejos de ese propósito. Su mala gestión presidencial y mal manejo económico del país, los hacen ver como no aptos para seguir gobernando. Sobre Andrónico Rodríguez, todavía no se lo ve con la suficiente personalidad y decisión propia como para dirigir el país, depende de su “jefazo” que le levante o le baje el pulgar. Aún no es su tiempo y, además, dijo varias veces de manera pública que no será candidato.
En el otro lado de la acera, donde está la oposición, tampoco hay algo cierto. El Bloque de Unidad nació con fuerza en diciembre del año pasado a la cabeza de Jorge Quiroga, Samuel Doria Medina, Carlos Mesa y Fernando Camacho. El cual tuvo la idea central de que se elegirá a un solo candidato a presidente para las elecciones de agosto, pero a medida que pasan los días, ya se mostraron fricciones entre los dos primeros. Dejando dudas en la ciudadanía, sobre si realmente cumplirán con su palabra, ¿o irán separados, cada uno por su lado?
Sí van con sus candidaturas por separado, estarían demostrando no ser serios con el país y que ese acuerdo político, Bloque de Unidad, fue una total burla a las expectativas de la población, que depositó su esperanza en ellos para que nos saquen de la crisis económica galopante que vivimos hoy, gracias al nefasto manejo económico por casi 20 años del MAS sobre las arcas del Estado. Cuando nació dicho bloque político, nos aseguraron que de ahí saldrá un solo candidato a la presidencia, que le hará frente al MAS en las elecciones generales de agosto. Si no hacen eso, demostrarían ser solo candidatos opositores funcionales al masismo.
Con respecto a las precandidaturas de Manfred Reyes Villa y Chi Hyun Chung, varios sectores sociales perciben que los mismos tienen como objetivo partir el voto entre los opositores para favorecer al oficialismo y beneficiarse con cuotas de poder, si el MAS sigue en el gobierno. Además, queda claro que el precandidato surcoreano-nacionalizado boliviano solo aparece y se hace figura pública cuando existen elecciones generales, pues en el resto de las semanas, meses y años pasa desapercibido, sin que se sepa qué hace por el bien del país. Por lo que debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿un extranjero, en este caso nacionalizado, puede ser candidato a la presidencia, según nuestra Constitución Política del Estado? Y ¿será qué un boliviano, por más que se haya nacionalizado surcoreano, puede ser candidato a la presidencia en Corea del Sur?
En cuanto a Manfred Reyes Villa, aparte de que la población lo siente aliado del ala arcista del MAS, no tiene un peso político nacional de gran robustez, quedándose en lo regional y lo que más llama la atención es que hasta ahora no presentó un plan serio de solución económica que pueda dar la esperanza de sacarnos de la grave situación que atravesamos. Lo único que se le escucha decir es: “yo sé cómo voy a solucionar”. Que nos diga de frente y sin mantenernos en la incertidumbre o incógnita. Y sí señala ser de principios éticos altamente destacables, debe renunciar a su cargo de alcalde y no pedir licencia.
Sin duda que hay de nuevo preocupación e incertidumbre en el soberano, porque nada claro hay con respecto a que pueda haber una sola candidatura de oposición que le haga frente al MAS en agosto venidero. Ese pedido que hace la gente, desde las elecciones generales del 2019 y 2020, de que haya un solo candidato opositor, no es entendido por los políticos que se arrojan ser opositores al masismo. Sí esta vez de nuevo fallan, el país no los perdonará. ¡Dios te salve, Bolivia!

El autor es Comunicador social.

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