A raíz de un accidente de tránsito, ocurrido el pasado 28 de enero, en el que una joven resultó herida, en la calle Genaro Sanjinés de nuestra ciudad, han surgido varias opiniones. Se pide que, por esa vía, por ser empinada, ya no bajen buses y minibuses, porque hubo siniestros similares anteriormente. Por ello se sugiere que esa calle sea peatonal o que bajen por allí solo vehículos particulares.
Sin embargo, por la topografía de la urbe paceña, son numerosas las cuestas por donde transitan motorizados, por lo que esa medida no podría ser aplicada a todas ellas. Por ello, se advierte, por ejemplo, que las revisiones técnicas realizadas en organismos de tránsito son deficientes o, en varios casos, prevalecen las coimas, particularmente de transportistas del servicio público.
De otra manera no se explica por qué siguen funcionando buses, minibuses y taxis con muchos años de antigüedad, por lo que los pasajeros tienen que soportar incomodidades, como ventanillas cerradas, asientos reacondicionados a la fuerza, fallas de frenos, etc. A veces, ocurre que los usuarios deben bajar del minibús cuando éste no puede subir por una cuesta. En los taxis, los conductores, sin control, han habilitado un diminuto espacio para llevar a un quinto pasajero.
Además, el parque automotor ha crecido bastante con la introducción de los vehículos chutos, los cuales además de haber sido favorecidos con varias “legalizaciones”, reciben combustible subvencionado. Por ese crecimiento sin medida, ahora resulta cada vez más difícil el tránsito de motorizados, especialmente en el centro de la ciudad, en las horas pico. En estos casos, brillan por su ausencia las fuerzas del orden.
Otro factor que agrava el problema tiene que ver con los sindicatos del transporte público, reacios a mejorar el servicio que brindan, con renovación de los motorizados, principalmente, si no se acepta sus demandas de subir sus tarifas. Mientras que las autoridades en muchos años no han podido establecer regulaciones efectivas para este sector que, además, no deja de lado los trameajes.
Inclusive una gran cantidad de ellos utiliza garrafas de gas licuado como combustible, pero sin medidas de seguridad adecuadas, lo que puede originar incendios y explosiones. Por otra parte, no todos los conductores parecen aptos para trasladar pasajeros, pues se observa a algunos desaliñados y de mal carácter, otros con antecedentes de infracciones de tránsito o sin experiencia, pero siguen en actividades por falta de vigilancia.
En síntesis, a muchos riesgos se enfrentan los pasajeros del transporte público, debido a problemas sin solución, como el débil control que se ejerce sobre los conductores de motorizados y a las sospechosas revisiones técnicas que permiten que sigan en funcionamiento motorizados con múltiples fallas. ¿Prevalece el poder sindical del transporte público o la corrupción para que no cambie tan preocupante situación?
Accidentes por mal estado de motorizados
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